Creo que a los dominicanos, y tal vez a algunas de nuestras naciones de América Latina, nos está faltando pensar en qué convertiremos a nuestro país en el futuro, en un futuro que nunca se pierda en la distancia. Cuando nuestros políticos logran asumir el poder e inician sus gobiernos nunca deberían mantener las promesas de sus campañas electoles porque cuando se está en el poder -pienso- se ofrecen resultados. El político en campaña -estimo- es un predicador que vende esperanzas, pero tan pronto gana unas elecciones debe prepararse para dejar de predicar esperanzas y gobernar en función de construir un destino. Se gobierna los destinos de un país y, en consecuencia, el destino de cada ciudadano. Cualquiera de nosotros podrá organizar sus planes, con sus metas y objetivos para determinados plazos; pero si el Gobierno fracasa estoy seguro que fracasan nuestros planes personales. Todo se trastorna. Estoy convencido de que nuestros gobiernos tienen que anunciarle a sus ciudadanos, tan pronto incian su gestión, qué se logrará al término de su mandato. Si hoy estamos en el puesto número 3, en qué puesto estaremos en cuatro años, por ejemplo. Y en qué condiciones de vida, aspiraría a algo así. Todos aspiramos a mejores condiciones de vida, a una mejor calidad de vida.
Me gusta la forma de los agentes inmboliarios. Cuando están vendiendo un proyecto habitacional muestran a sus potenciales clientes en qué consiste su proyecto, y podemos verlo todo como si estuviéramos viviendo ya en ese proyecto habitacional. Es el retrato vivo de un futuro posible (la maqueta, los planes), y esto es lo que cualquier gobierno en cualquiera de nuestros paises debe proporcionarnos. Es comunicarnos una información y darnos información para una comunicación que fortalezca la confianza en la relación Estado-sociedad. Compro un apartamento en un edificio que está siendo anunciado cuando me muestran todas las posibilidades habitacionales posibles y lo estoy viendo, casi palpando. En tal caso, estoy viendo el futuro y el futuro se me vuelve tangible. Es el éxito, si podríamos decirlo así, de una comunicación de marketing, de la comunicación para la venta de un proyecto de vida.