martes, 29 de diciembre de 2009

De piñas y otras frutas

Vamos al Súper y nos encontramos con frutas a precios casi invariables en diez años, un poquito más o un poquito de menos. Y en cualquier ocasión nos sorprenden informaciones provenientes de cualquier país del mundo, incluyendo de islas como nosotros, donde se trabaja para reducir los precios de los alimentos a través de acciones básicas, unas de las cuales es la diversificación y aumento la producción.
Diversifican por medio de la tecnología y la investigación. Por ejemplo, producimos plátanos cibaeños y barahoneros. Un país con otra vocación, lleva estos a un laboratorio para iniciar un proceso dirigido a provocar otras variedades con igual o mayor contenido alimenticio. Es una iniciativa nada antojadiza, pues responde a un plan vinculado a la canasta familiar, y de llevar a la mesa una calificación variada del mismo vívere, tal vez más alimenticio, y con mayor abundancia en el mercado.
La cantidad y su calidad permitirán comprar el rubro a bajo precio y quizás en todo el año, y si queremos estaremos satisfaciendo el mercado nacional e igualmente en condiciones de satisfacer un mercado externo, lo cual significa que produciremos para el consumo local y para la exportación.
El pato denominado “pequinés” es de alto consumo entre los chinos. Conociendo esta realidad, ¿qué pensaron? Aparte de seguir comiéndolo, los chinos iniciaron la tarea de ampliar la variedad de patos y a través de recursos tecnológicos lograron diversificar su producción con la expresa intención de abaratar y ampliar su consumo e igualmente de garantizar una mejor alimentación de sus ciudadanos con su carne y sus huevos.
No son iniciativas particulares, se trata de acontecimientos impulsados desde el Estado. Recientemente, vi en la televisión española cómo se incentivaba la producción de diversos mariscos también con una clara intención: ampliar la cantidad para bajar los precios y, en consecuencia, provocar un aumento en su consumo. Preocupación esencial, elevar la calidad de la vida a bajo costo.
Los dominicanos estamos en condiciones de producir variedad de artículos alimenticios, y de colocarnos en posición ventajosa en la región del Caribe si adoptáramos políticas parecidas a las aplicadas en otros países con características similares a la nuestra. Aumentaríamos las exportaciones (dólares con menos endeudamiento) y elevaríamos la calidad de vida de nuestros ciudadanos. ¿Por qué no hemos podido?

martes, 15 de diciembre de 2009

La Plaza Ceremonial Taína vista por los Garrido

Edgar Valenzuela /colaboración

La Plaza Ceremonial Taína, al norte de San Juana de la Maguana, está en el ojo del huracán de los antropólogos desde el siglo XIX. Ya para 1851 el cónsul inglés Sir Robert Schomburg puso a circular un informe, donde además de ilustrar con dibujos las características del círculo en piedra, en cuyo interior los indios taínos llevaban a escena sus bailes y diversas actividades, llamaba a las autoridades a rescatarlo del abandono y a ponerlo en valor como vestigio de la raza exterminada por los conquistadores españoles. Fue el pionero de esta lucha todavía inconclusa.
A medianos de los años 20 del siglo pasado el escritor Manuel de Jesús Rodríguez Barona también reclamó en sus publicaciones el rescate de la Plaza, otrora conocida con el nombre de Corral de los Indios, de San Juan de la Maguana.
En pesquisas recientes hemos localizado los textos originales que sobre la Plaza Ceremonial Taína escribieron Víctor Garrido, en 1922, en plena intervención militar norteamericana, y E. O. Garrido Puello (Badín), siete años después.
El primero fue publicado en la revista Panfilia, en 1925, y el segundo en el periódico El Cable, en 1929.
En razón de que el texto de E. O. Garrido Puello nunca ha sido reproducido en más de 80 años ni difundido por ningún medio de comunicación escrita y audiovisual del país o del extranjero, consideramos de alto interés ofrecer a los lectores de este canal digital la primicia de su lectura, para su edificación histórica, antropológica y su deleite cultural. La publicación en el periódico El Cable apareció en la sección de "Noticias y Comentarios":
“Recientemente visitamos el Corral de los Indios y encontramos este histórico sitio muy sucio. Siendo el Corral uno de nuestros pocos lugares que ofrecen atractivos para los turistas, es indispensable que sea mantenido en perfecto estado de limpieza. El Ayuntamiento, que tan atento vive a las palpitaciones comunales, puede sostener ese histórico sitio en condiciones que no sea un sonrojo para San Juan. ….
Y ya que nos hemos referido al Corral, justo es que digamos algo del camino que conduce a él. Su estado es desastroso. Puentes en mal estado. Lodazales. Regolas que se derraman. Todo eso con un poco de esfuerzo puede ser evitado. El camino se necesita franco por dos motivos justos y útiles. Hacia el Norte hay buenos campos en cultivo, muchos labrados por colonos extranjeros. La agricultura necesita caminos expeditos que faciliten la salida de sus productos y ese no lo está, por lo mismo que una regola desbordada, un buen chubasco, o un puente desperfeccionado, pueden interrumpir el tráfico por algunos días. El Corral, sitio de atracción histórica, es visitado por cuantas personas de conciencia vienen a la ciudad. Un mal camino dificulta esa visita y hace pensar que nosotros no tenemos concepto del valor de nuestras reliquias históricas. Por estos dos motivos el camino del Norte debe ser mejorado y mantenido en buenas condiciones. Basta con que se obligue a los dueños de regolas a construir puentes de concreto y que se engranse todos los lugares de tierra floja, para que el camino se haga bueno y franco. El Ayuntamiento podría hacer eso sin que quiebre o eche una pesada carga sobre su tesoro”.
El Cable, 10 de julio de 1929. No. 709. Año IX
El texto de Víctor Garrido sobre la Plaza Ceremonial Taína está reproducido in extenso en el libro Perlas de la pluma de los Garrido, recientemente publicado por el Archivo General de la Nación, e ilustrado con una fotografía aérea del antropólogo Elpidio Ortega tomada en los años 70. Los escritos de los Garrido demuestran que no tienen fundamento científico las afirmaciones de que San Juan de la Maguana no tiene historia escrita. Lo que falta es una mayor difusión.

Nota: El libro Perlas de la pluma de los Garrido fue puesto en
circulación este sábado 5 de diciembre del 2009, en la Casa Curial de San Juan de la Maguana. Es una buena oportunidad para conocer otros escritos de ellos, con análisis más profundos.

El autor es periodista, teatrista y escritor.

martes, 24 de noviembre de 2009

El cuestionamiento social

Diversas mercancías han llegado al mercado y la sociedad, expuesta permanentemente a las ofertas, parece medio agotada. Hoy se queja de las frutas que observa podridas y de aquellas en proceso de corromperse. Se cuestiona, en la plaza, cuanto entra al ritmo de los acontecimientos, y el cuestionamiento a todo, absolutamente a todo, terminará en una nueva corriente de pensamiento respecto a lo que existe.
La historia de la humanidad trae ejemplos de sobra en relación a acontecimientos de igual naturaleza. Perdemos la fe y cuando se pierde entramos precisamente en un proceso de construcción de nuevas aspiraciones o del replanteo de la propia fe. ¿En qué creo, en quién creo, en qué debemos creer o en quiénes debemos creer?
La pérdida de la fe es una pérdida de la confianza, y cuando dejamos de confiar posiblemente hemos perdido la credibilidad. Cuando se nos otorga un crédito es porque quien lo hace ha confiado y tiene fe en que podemos pagar y pagaremos. Quién ha depositado la confianza en alguien está convencido de su credibilidad, de referencias, en los antecedentes y en un presente compartido.
El presente está íntimamente vinculado al futuro, y cuanto lo cuestionamos todo desde la perspectiva del presente, de lo que tenemos ante nuestros ojos y oídos, de nuestra percepción y realidad, subyace un temor por nuestro futuro, esto es igual a la resistencia que hacemos a la posibilidad o a cualquier posibilidad de que el futuro se convierta en una nube incierta. Y esto explica el dicho de que la luz es el camino.
Se progresa en la medida en que cuestionamos. Quien tenga ojos que vea, quien tenga oídos que oiga pero jamás podemos vivir en la indiferencia absoluta. Podríamos, en cualquier caso, tratar de ser indiferentes como mecanismo de defensa. La ciencia y la tecnología han avanzado en la medida de la rebeldía. De la inconformidad.
Siempre debemos pensar en que podemos hacerlo mejor, mucho mejor. Hemos alcanzado las metas de unos objetivos bien claros. Hecho esto, ¿qué cuánto podríamos continuar? Sabemos que existimos, ahora, ¿qué haremos con la existencia?
Obvio, organizarnos en torno a la existencia, porque terminaremos cuestionándonos en un pasado siempre indefinido, y entonces nos revolcaremos innecesariamente en la agonía de lo que ya pasó, medio anarquizados, sin rumbo, y el rumbo jamás podemos perderlo, porque todo cuestionamiento ha de llevarnos hacia nuevas formas de existencia, hacia una mayor calidad de la existencia y del entorno. Cuestionarse ha de conducir hacia nuevos paradigmas. Es replantearnos, reconstruirnos. Superarnos.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Hacia un nuevo paradigma en RD

Leyendo a mi amiga Dunia De Windt, en un reciente artículo sobe el hacer política publicado en la SIN.com, podemos concluir en que hemos agotado un modelo político y económico en República Dominicana, la misma situación por la que viene atravesando América Latina y que ha generado respuestas populares dirigidas a llevar al poder a figuras, conocidas o no, con nuevos discursos o que aspiran a superar un pasado inmediato. Respuestas políticas, pienso, a una crisis de las referencias.
Desde la muerte de nuestros líderes históricos (Bosch, Balaguer, Peña Gómez), los partidos políticos no han logrado superar sus limitaciones del modelo vinculado al pensamiento social de sus impulsores, de figuras que nacieron con el siglo XX. Estos líderes dieron muestras de cambio, cuando de una forma u otra trataron de superar sus herencias cognoscitivas (siglo XIX) para situarse en un porvenir que jamás superó los linderos del siglo que los vio desarrollarse.
Sin embargo, ¿qué ha ocurrido con los relevos, las nuevas generaciones?
Posiblemente tienen en su haber virtudes de sus progenitores, de quienes los formaron políticamente, pero aún arrastramos prácticas enmarcadas en estilos y patrones de principios del siglo XX, comportamientos del poder reproducidos por los siglos de los siglos como si jamás estemos en condiciones de situarnos en otra perspectiva histórica. Quizás el hecho de que nuestras economías progresen tan poco respecto a las necesidades y expectativas de los ciudadanos nos hace resbalar muchas veces en la misma pendiente, aún viéndola.
Se modificaron las utopías con la caída del muro del Berlín y, sin embargo, ¿qué ocurrió con nuestros partidos políticos? Las mismas estructuras, en la que confluyen concepciones del partido de masas y populista, lo cual ha traído como consecuencia organizaciones inexistentes como plataformas tangibles. Sólo figuran como marcas, sellos, firmas, nombres y colores, nunca como estructuras con cuerpos medios e intermedios, sin esqueletos. Una masa dispersa.
Yo insisto en que carecemos de partidos políticos, que están crisis, que son estructuras inorgánicas, por decirlo de alguna manera. Luego, ¿cuál es el reto de la sociedad dominicana? Mirar hacia el futuro, tratando de construirlo mediante la reconstrucción de un nuevo proyecto de nación que nos conduzca hacia un nuevo paradigma. Estamos obligados a recomponernos, a reorganizarnos, a replantearnos como sociedad, como nación, como seres históricos, y situarnos en la perspectiva del siglo XXI, en este nuevo siglo. Pero sin parchos. Ir más allá de cualquier reclamo situacional o de coyuntura.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Jacinto en el agua

Cuento

Lo despertó un ruido, una mala sensación de derrumbe. Se mecía la cama y el piso de tierra de su casa de madera vieja. Es el río, pensó. Ha llovido toda la tarde y parte de la noche. Se acostó a las siete y treinta, solo, como de costumbre, apagó la lámpara de gas kerosene, colocó las chancletas debajo y dispuso su cuerpo y el alma a descansar. Pero en la madrugada el río efectivamente sonaba, traía desde las lomas un chorro de agua negra, lodo, trozos de sillas, de arbustos, todo lo que hallaba a su paso. De pie, medio retorció su cuerpo como si quisiera encontrarse en él, encendió la lámpara y miró hacia fuera, hacia la oscuridad ruidosa. En tantos años de la última crecida, no recordaba el comportamiento del río y éste se notaba casi a desbordarse, lo que pondría en peligro la casucha y a los vecinos. ¿Qué hacer? Creyó pensar en distintos caminos, mas su mente quedó en blanco…es difícil levantarse espantado y con un plan. La mente jamás ha funcionado así. Sintió mojada la tierra seca en sus pies, y en su cara cualquier hubiese visto la preocupación, la inquietud perturbadora, la emergencia nocturna por lo inesperado y el mal olor del desastre. Será que arrastra al mundo, demonio. Y no llovía pero tronaba y en el cielo, rayos, relámpagos. Don Jacinto corra, no hay tiempo para nada. Permaneció medio inmóvil. Los vecinos de casuchas dispersas medio se alejaban. Confuso, se sentó, tomó el sombrero que colgaba agarrado de un clavo y los desdibujó entre sus manos. Mientras, las aguas sucias del río agrandaban el surco viejo y medio abandonado. El agua, podría oírse, golpea sobre sus propios pasos. El hombre solitario se abrazó a sí mismo y creyó tener frío, mucho frío. Volvía más agua en torno a sus pies y los escasos vecinos eran menos cada vez, buscaban refugios en la noche tratando de ver caminos seguros. La vista se hacía inmensa sólo con los relámpagos. El estruendo del agua en el lecho desbordado y los truenos en el cielo eran la angustia. Compadre Jacinto deje la casa, volvamos mañana, cuando esto termine.

Era un muchacho alto y delgaducho. El viejo, junto a su mujer y el niño, habían contemplado cómo iba destruyéndose la casa. La tierra hecha lodo lo envolvía todo, todo lo arrastra. La gente gritaba y corrían hacia allá, hacia acá, de un lado al otro. De pronto cayó el niño al agua, y cuando el viejo lo notó se tiró al río sin pensarlo dos veces. Iba el niño aferrado a hojas y palos secos, mientras detrás nadaba el viejo, desde una orilla hacia la otra medio desplazándose con la corriente del río que iniciaba su desborde. Corrían los vecinos tratando de ayudar, y lanzaron una soga. Luego al niño lo vieron medio defendiéndose entre hojas y troncos secos y más atrás, el viejo. Las aguas turbulentas, crecían. De pronto, el viejo y el niño fueron perdiéndose, como si empequeñecieran en la distancia. Iban lejos llevados por el agua, defendiéndose aún, luchando contra el agua sucia. Y los vientos, muy fuertes. El agua del río era una fiera, y lejanamente fueron viéndose los cuerpos del viejo y del niño, y a orillas del río, tembloroso, otro niño solitario, un cuerpo inmóvil y sin ninguna palabra. Ausente. Alguien corría con los brazos abiertos, en forma de cruz, era la mujer, la madre del niño, la mujer del viejo. Y hoy, el agua mojaba los pies descalzos del hombre solitario, del viejo Jacinto, abrazado así mismo, con un dolor que le removía el vientre, tratando de volver en sí cuando un vecino lo arrancó del pasado, de viejas imágenes que dormitaban en sus adentros. ¡La mujer, la mujer….! Volvió a escuchar la voz, no vio a la cara del hombre, sólo escuchaba la voz. ¡La mujer, la mujer, Jacinto! Una mujer joven cayó al agua del río y alguien, posiblemente un vecino cercano, gritó. Medio se incorporó, pero aún la memoria lo situaba en la niñez, quizás el momento lo remitía al pasado, tal vez la sensación de que era el mismo momento, probablemente viejos temores que se creían superados. En aquel entonces, cuando apenas era un niño, el viento era un animal feroz, mojado por intensas lluvias, y hoy simplemente había llovido muy fuerte en la loma pero el río rugía, y ese rugir era lo que, en cierto modo, le estaría sacando el alma a su cuerpo. ¡Una mujer cayó al río….! Corrió Jacinto sin sentir en su espalda el peso de los años, siempre descalzo, pies anchos y dedos largos. Vio a la mujer, y efectivamente el agua la dominaba, y sin pensarlo dos veces, Jacinto se lanzó al río y nadó sorprendentemente buscando maneras de alcanzar a la mujer que iba delante. Don Jacinto está en el agua, es don Jacinto. Ahora, la mujer y don Jacinto luchaban contra la corriente. Eran quizás las cinco de la mañana cuando don Jacinto nadaba por sobrevivir y salvar a la mujer, y a poco tiempo se vio a don Jacinto sosteniendo a la mujer y ambos por aferrarse al trozo de un árbol frondoso. Más debajo de éllos, un grupo de hombres desesperados se las ingeniaban para esperarlos, lanzando al agua del río objetos a través de los cuales capturarlos, cual peces en una red. Y así fue cómo estos hombres lograron sacar a la mujer, y don Jacinto seguía envolviéndose en el tronco medio perdiéndose unos metros más adelante. La mujer preguntaba por don Jacinto. Los hombres miraban esperanzados.

Al siguiente día, el agua había vuelvo a su nivel. El caserío, medio destrozado, hojas y desperdicios por doquier. Aún se distinguía que hubo una crecida. Y ya lo dice el refrán, después de la tormenta llega la calma. Unas mujeres viejas recomponían sus casas. Algunos hombres, machete al cinco, iban río abajo, hasta que de pronto un niño que jugaba con su perro y corría descubrió el cuerpo del viejo, tendido boca arriba entre tallos húmedos y hojas sucias. El cuerpo estaba a medio vestir. Y el niño lo creyó muerto. Pa, pa…llamó a su padre, quien caminaba en su dirección a pocos metros junto a otros hombres. Y para sorpresa de la comarca, don Jacinto había vencido al río.

lunes, 26 de octubre de 2009

Sobre las bombillas que apagamos

Para los extranjeros debo aclarar que este artículo narra lo que ha
venido ocurriendo en República Dominicana desde la mitad del siglo XX hasta
la fecha en un renglón tan vital para el desarrollo de cualquier nación: el
servicio de la energía eléctrica. Este texto fue publicado por quien
suscribe este blog en el periódico Diario Libre, para el cual colabora.
El 16 de enero de 1955, Trujillo emitió el decreto 555 para la compra de la Compañía Eléctrica de Santo Domingo, pagando la suma de trece millones 200 mil pesos, y desde entonces el Estado pasó a producir y distribuir un servicio para su venta y cobro mediante lo que pasó a llamarse "Corporación Dominicana de Electricidad (CDE)".
El país comenzó a crecer, y fueron construidas distintas hidroeléctricas. Sin embargo; la capacidad física instalada para servir la energía fue quedándose atrás e igualmente la reinversión en su mejora técnica, eficiencia y efectividad. El sistema fue colapsando, a lo cual la sociedad agregó, como elemento causal, las fallas administrativas o gerenciales de la CDE.
En los diez años últimos de los gobiernos de Balaguer se buscó una solución mediante su privatización. Y de ahí, las empresas conocidas por las IPPs, para darle respuesta a una crisis en el suministro, que asomó a mediados de los años setenta, y veinte años después repitió con mayor gravedad, y como resultado quien pudo cambió las velas por inversores, hubo compra de plantas particulares para hogares y empresas, y el turismo y zonas industriales decidió independizarse mediante la compra plantas propias.
A la llegada del presidente Fernández en el 1996 se asumió el criterio generalizado en casi toda América Latina y parte de Europa de traspasar al sector privado las empresas en manos del Estado. La privatización, pero en República Dominicana nos inclinamos por la llamada capitalización. Hubo una declaración de sociedad, en la que el Estado continuaba en propiedad o socio con el 50 por ciento de las empresas estatales.
Fruto de la capitalización, el sistema se subdividió en generadores, distribuidores, hidroeléctricas/CDEE. Con esto, una Superintendencia de Electricidad, con su respectiva oficina de protección al consumidor. Se estableció una jerarquía, y no ha funcionado.
En los hechos, la Superintendencia nunca ha sido tal cosa, la CDEE se comporta como una Superintendencia, pero se ha heredado de la empresa Unión Fenosa, una mayor organización en el cobro del servicio. La Unión Fenoso fue la que asoció al Estado dominicana a través de las empresas Edesur y Edenorte.
El Estado quedó socio de empresas generadoras y/o productoras e igualmente en la distribución y/o cobro. También subsidia al sistema. Según los números publicados, mejoró la capacidad instalada y podría satisfacer la demanda, de tal modo que hoy hablamos de “apagones financieros”, aunque persisten las deficiencias en el cableado que recorre barrios y ciudades. Y que se cobra y no se cobra, y sobre la estructura del coste de producción en relación de los beneficios y precio final recibido por el cliente/ciudadano.
Hoy disponemos de un sistema eléctrico semiestatal y con un subsistema de cobro, heredado de las Edes -como ya dijimos-, que opera más o menos organizado. Sin embargo, en ninguna de las Edes escuchan el reclamo de ningún ciudadano, lo cual atropella las relaciones con sus clientes, y el ciudadano percibe que se abusa en su contra, en su calidad de cliente.
Ahora bien, ¿es el administrador o director de la CDEE el jefe del sistema eléctrico? ¿Cuál es la cabeza del sistema eléctrico, quién dispone remedios o la revisión del aparato en los momentos de crisis? ¿Es la Superintendencia la líder del sistema? ¿Dónde inicia y termina el derecho del ciudadano y deberes del sistema eléctrico sobre el ciudadano? ¿Dónde comienza y termina la relación de propiedad del Estado dentro de este sistema? ¿Aguantará el ciudadano los constantes aumentos del precio que paga por el servicio?
En la calle, en cualquier conversación, surge el criterio de que el gobierno que deje resuelto el problema eléctrico se casará con la gloria. Y de esto, nadie tiene duda.

viernes, 9 de octubre de 2009

La prensa impresa que va de caída

Parece que la internet terminará ganándole la batalla a la prensa impresa, quizás queden algunos medios impresos pero es un tal vez. Jóvenes y adolescentes prefieren leerse cualquier información a través de su computador, echando a un lado la tinta. La modernidad, sin embargo, tendrá un impacto social y económico, tal cual ocurrió con la mecanización o industrialización del campo. Allí donde operaban docenas de campesinos labrando la tierra, una máquina está haciendo el trabajo del 95 porciento de ellos, y no hay remedios.
"Other news" es una iniciativa personal que proporciona información que, según dice, deja de salir los medios llamados comerciales. En la dirección http://www.other-news.info/noticias/ encontraremos un interesante texto sobre lo que viene ocurriendo con los periódicos convencionales o no digitales en Europa, ya otros han escrito sobre esto pero este dado nos alegra y nos preocupa. Por un lado, el adelante tecnológica nos arropa y nos contagia, y el otro lado de la cara es la cantidad de personas, profesionales del periodismo, que van quedando sin trabajo.
Y se nos dice que "el siniestro es descomunal".

martes, 29 de septiembre de 2009

Quién soy y qué quiero ser...

No hubo un milagro en Japón para sobreponerse a su empobrecimiento y a los efectos de la bomba atómica. Es una isla compuesta de cuatro islas, con una población de más de 120 millones de personas e igual ha ocurrido en Taiwán, tampoco hubo un milagro ni cosa parecida. Sencillamente apostaron a un futuro, a un plan, a una proyección de sus vidas y explotaron sus potencialidades a partir de definiciones bien claras: quiénes somos, qué podemos ser y podemos hacerlo. Se organizaron.
Nosotros, una isla en el Caribe, hemos entrado al siglo XXI de la misma manera que salimos del siglo XX: sin compromisos de nadie, absolutamente de nadie, en torno a un proyecto de nación en el que todos estemos de acuerdo en exactamente decirnos quiénes somos, qué podemos ser y tenemos que lograrlo. Una historia parecida tuvo Estados Unidos, cuando en el siglo XVIII logaron su independencia y trazaron un camino a partir de sus necesidades y el futuro deseado para Norteamérica.
Tirarle a las garzas es hablar de la calidad de nuestro sistema educativo, por ejemplo, sin decirnos qué ciudadanos queremos construir, qué ciudadanos necesitamos desde el presente de nuestro país de cara al país que queremos construir.
Machaquemos lo siguiente: el ciudadano que queremos construir para qué tipo de país, de nación. ¿A qué país y/o nación aspiramos? ¿Qué papel queremos jugar en el mundo y en nuestro entorno más inmediato desde cualquier punto de vista? ¿Queremos ser peloteros, una factoría turística, un país de zapateros? ¿Una gran zona franca? ¿Agroexportadores? ¿Qué?
Si queremos ser zapateros, entonces tenemos que prepararnos para tal fin, sabiendo, como es natural, qué haremos cuando todos seamos zapateros, porqué y para qué optamos por la condición de país/nación de zapateros. Y si optamos por la zapatería entonces desde la escuela tienen que formarnos como genuinos zapateros, con principios, valores, con capacidad de razonamiento y/o discernimiento para competir con un mínimo de dificultades entre nosotros mismos, en nuestro entorno más inmediato y en el globo, como totalidad, como espacio habitado por personas deseosas de tener zapatos.
Japón y Taiwán han progresado al margen de cualquier milagro. Se propusieron convertirse en potencias económicas. Nosotros podríamos lograr muchas cosas: convertirnos en horticultores, porcicultores, productores de arepas…..condiciones hay para levantarnos más rápido que Lázaro y actuar; pero requerimos, ya, organizarnos mediante el compromiso de qué queremos, qué país queremos y en cuánto tiempo podremos construir el país, la nación, a la que aspiramos. Un proyecto de nación jamás es un discurso político ni siquiera en momentos electorales. Es un camino de compromiso, sin reversa. Es la vida.

martes, 15 de septiembre de 2009

La mujer

Colaboración/cuento/Juan Bosch
En este año se conmora el centenario del natalicio del profesor Juan Bosch, cuentista, novelista, líder político. Nació en La Vega, en el norte de República Dominicana. Fue el primer presidente (1962-63) que tuvimos los dominicanos, muerto Trujillo, es decir desaparecida la dictura de 31 años de Rafael Leónidas Trujillo Molina. Bosch escribió de política, de sociología política, sobre economía y sobre historia social dominicana. Fue un gran orador político, un gran conversador sobre cualquier tema y polemista. Su pensamiento político fue motivo de gran discusión en distintos momentos de la historia dominicana del siglo XX, principalmente en los últimos 40 años del pasado siglo. Fundó cofundador, en el exilio, del Partido Revolucionario Dominicano y fundador del Partido de la Liberación Dominicana. De gran defensor de la democracia se convirtió en su crítico, declarándose marxita, a finales de los años setenta.


La carretera está muerta. Nadie ni nada la resucitará. Larga, infinitamente larga, ni en la piel gris se le ve vida. El sol la mató; el sol de acero, de tan candente al rojo, un rojo que se hizo blanco. Tornose luego transparente el acero blanco, y sigue ahí, sobre el lomo de la carretera.
Debe hacer muchos siglos de su muerte. La desenterraron hombres con picos y palas. Cantaban y picaban; algunos había, sin embargo, que ni cantaban ni picaban. Fue muy largo todo aquello. Se veía que venían de lejos: sudaban, hedían. De tarde el acero blanco se volvía rojo; entonces en los ojos de los hombres que desenterraban la carretera se agitaba una hoguera pequeñita, detrás de las pupilas.
La muerta atravesaba sabanas y lomas y los vientos traían polvo sobre ella. Después aquel polvo murió también y se posó en la piel gris.
A los lados hay arbustos espinosos. Muchas veces la vista se enferma de tanta amplitud. Pero las planicies están peladas. Pajonales, a distancia. Tal vez aves rapaces coronen cactos. Y los cactos están allá, más lejos, embutidos en el acero blanco.
También hay bohíos, casi todos bajos y hechos con barro. Algunos están pintados de blanco y no se ven bajo el sol. Sólo se destaca el techo grueso, seco, ansioso de quemarse día a día. Las cañas dieron esas techumbres por las que nunca rueda agua.
La carretera muerta, totalmente muerta, está ahí, desenterrada, gris. La mujer se veía, primero, como un punto negro, después, como una piedra que hubieran dejado sobre la momia larga. Estaba allí tirada sin que la brisa le moviera los harapos. No la quemaba el sol; tan sólo sentía dolor por los gritos del niño. El niño era de bronce, pequeñín, con los ojos llenos de luz, y se agarraba a la madre tratando de tirar de ella con sus manecitas. Pronto iba la carretera a quemar el cuerpo, las rodillas por lo menos, de aquella criatura desnuda y gritona.
La casa estaba allí cerca, pero no podía verse.
A medida que se avanzaba crecía aquello que parecía una piedra tirada en medio de la gran carretera muerta. Crecía, y Quico se dijo: "Un becerro, sin duda, estropeado por un auto".
Tendió la vista: la planicie, la sabana. Una colina lejana, con pajonales, como si fuera esa colina sólo un montoncito de arena apilada por los vientos. El cauce de un río; las fauces secas de la tierra que tuvo agua mil años antes de hoy. Se resquebrajaba la planicie dorada bajo el pesado acero transparente. Y los cactos, los cactos coronados de aves rapaces.
Más cerca ya, Quico vio que era persona. Oyó distintamente los gritos del niño.
El marido le había pegado. Por la única habitación del bohío, caliente como horno, la persiguió, tirándole de los cabellos y machacándole la cabeza a puñetazos.
-¡Hija de mala madre! ¡Hija de mala madre! ¡Te voy a matar como a una perra, desvergonsá!
-Pero si nadie pasó, Chepe: nadie pasó -quería ella explicar.
-¿Que no? ¡Ahora verás!
Y volvía a golpearla.
El niño se agarraba a las piernas de su papá, no sabía hablar aún y pretendía evitarlo. Él veía la mujer sangrando por la nariz. La sangre no le daba miedo, no, solamente deseos de llorar, de gritar mucho. De seguro mamá moriría si seguía sangrando.
Todo fue porque la mujer no vendió la leche de cabra, como él se lo mandara; al volver de las lomas, cuatro días después, no halló el dinero. Ella contó que se había cortado la leche; la verdad es que la bebió el niño. Prefirió no tener unas monedas a que la criatura sufriera hambre tanto tiempo.
Le dijo después que se marchara con su hijo:
-¡Te mataré si vuelves a esta casa!
La mujer estaba tirada en el piso de tierra; sangraba mucho y nada oía. Chepe, frenético, la arrastró hasta la carretera. Y se quedó allí, como muerta, sobre el lomo de la gran momia.
Quico tenía agua para dos días más de camino, pero la gastó en rociar la frente de la mujer. La llevó hasta el bohío, dándole el brazo, y pensó en romper su camisa listada para limpiarla de sangre. Chepe entró por el patio.
-¡Te dije que no quería verte má aquí, condená!
Parece que no había visto al extraño. Aquel acero blanco, transparente, le había vuelto fiera, de seguro. El pelo era estopa y las córneas estaban rojas.
Quico le llamó la atención; pero él, medio loco, amenazó de nuevo a su víctima. Iba a pegarle ya. Entonces fue cuando se entabló la lucha entre los dos hombres.
El niño pequeñín comenzó a gritar otra vez; ahora se envolvía en la falda de su mamá.
La lucha era como una canción silenciosa. No decían palabra. Sólo se oían los gritos del muchacho y las pisadas violentas.
La mujer vio cómo Quico ahogaba a Chepe: tenía los dedos engarfiados en el pescuezo de su marido. Éste comenzó por cerrar los ojos; abría la boca y le subía la sangre al rostro.
Ella no supo qué sucedió, pero cerca, junto a la puerta, estaba la piedra; una piedra como lava, rugosa, casi negra, pesada. Sintió que le nacía una fuerza brutal. La alzó. Sonó seco el golpe. Quico soltó el pescuezo del otro, luego dobló las rodillas, después abrió los brazos con amplitud y cayó de espaldas, sin quejarse, sin hacer un esfuerzo.
La tierra del piso absorbía aquella sangre tan roja, tan abundante. Chepe veía la luz brillar en ella.
La mujer tenía las manos crispadas sobre la cara, todo el pelo suelto y los ojos pugnando por saltar. Corrió. Sentía flojedad en las coyunturas. Quería ver si alguien venía. Pero sobre la gran carretera muerta, totalmente muerta, sólo estaba el sol que la mató. Allá, al final de la planicie, la colina de arenas que amontonaron los vientos. Y cactos embutidos en el acero.

martes, 8 de septiembre de 2009

El ensayo democrático


Si decidiéramos hacer del hogar un tubo de ensayo sobre la democracia, nos situaríamos en la perspectiva del mando con todos sus matices. Nos sería útil medir y/o verificar el impacto de un modelo autoritario o de un esquema democrático conservador o liberal. Al observar el comportamiento de cada quien, trataría de ponerme en lugar de los unos o los otros, sin sustituirlos, para reconocernos en los hechos y en las circunstancias.
Podemos, y podríamos, ejercer un mando sustentado en el diálogo para comprometernos con el entendimiento. Hoy se insiste en aprender a colocarnos en la mente de nuestros contrarios o de nuestros interlocutores, jamás sustituyéndolos en su comportamiento ni siquiera manipulando sus decisiones, para ayudarnos a entender y a comprender cualquier actitud. Las posibles posturas ante cualquier evento.
El mundo de hoy, según parece, requiere de liderazgos –dentro y fuera del hogar, lo mismo que en las empresas u organizaciones- con una mentalidad entrenada para actuar en un contexto de apertura, flexibilidad, consciente de que día por día nos redescubrimos, nos reinventamos, de manera que resulta tedioso, por así decirlo, perseguir yerros cuando lo fantástico es motivar los éxitos, replicarlos, aún los mínimos.
En el seno de un hogar, muy a pesar de las contradicciones u oposición a prácticas sociales racionalizadas en la individualidad, es preferible –y estoy convencido, muy convencido- motivar, entusiasmar, facilitar, promover, ayudar, para lograr resultados. Asumir una pedagogía participativa y entusiasta, apoyada en valores de solidaridad, cooperación, identidad, competencia, siempre respetando la diversidad, al propio yo.
Prefiero motivar y motivarme en torno a lo que podemos hacer en bien de…pero jamás persiguiendo errores posibles en lo que puede, perfectamente, incurrir cualquier persona. No nacemos sabiendo y la experiencia es acumulativa, cual cuenta de ahorro. Sigo, si se quiere verse así, un patrón de conducta: “¡atrapar a la gente haciendo las cosas bien!”
Meter Thomson, autor de “Los secretos de la comunicación”, señala que mucha gente enfoca su atención en indagar quién cometió los errores, en vez de preocuparse en el qué pasó para corregir o superar los escollos, las dificultades. ¿Qué ganancia puede obtenerse atrapando a quienes hacen las cosas mal, a quienes habrían cometido algún error? Sentirnos amenazados, débiles. Si lo vemos al revés, con una visión más optimista de la vida, estaremos ante las oportunidades. La fortaleza radica en renunciar a las jefaturas convencionales para convertirnos en gestores del buen hacer y tratar de replicar el buen hacer permitiendo, sin temores, las iniciativas. La gestión de las iniciativas..
La buena gestión en la conducción de un hogar, una organización humana, ya sea una empresa o un club deportivo, gana en la medida en que nos desprejuiciemos, dejando la mente libre al incentivo de las potencialidades, de los recursos visibles e intangibles de segunda y tercera persona. De los demás. Pero el secreto, quizás y sin quizás, radica en la lógica del diálogo franco. Jamás cerremos las puertas ni si quiera por la condición jerárquica. Hay que aprender a renunciar al orgullo. Lo lineal versus al verticalismo.
La democracia en el hogar gana con el respeto mutuo. Nunca desmeritando ni siquiera insinuando ataques a la dignidad de los demás. Obvio, debe haber reglas claras, con derechos y deberes conocidos por todos. Lo fatal es asumir el derecho al derecho sin reconocer el deber de los deberes. Cumplo con mis deberes reconociendo los derechos y reclamo mis derechos cumpliendo con mis deberes. Y siempre oír.

lunes, 31 de agosto de 2009

!Muerte de Liborio en primera plana de El Cable!

Por Edgar Valenzuela/Artículo/colaboración
Hay pruebas de que el curandero Olivorio Mateo no murió envenenado como afirma en "El marino rubio y el dios negro", el periodista venezolano Horacio Blanco Fombona, quien fue deportado de Santo Domingo en los años 20 del siglo pasado, cuando denunció en su revista "Letras" las torturas a que fueron sometidos ciudadanos dominicanos durante ocupación militar de 1916 a 1924.
Las envidencias indican que el supuesto envenenamiento de Olivorio Mateo es una de las tantas bolas de humo puestas a circular sobre su persona. Olivorio, murió en un ataque dirigido por tropas norteamericanas a su campamento ubicado en la Cordillera Central. A continuación ofrecemos a nuestros amables lectores el reporte original publicado por E. O. Garrido Puello, el 1 de julio de 1922, en la primera plana del periódico sanjuanero El Cable, basado en datos suministados por la Policía Nacional Dominicana, horas después del hecho.
Luego de 87 años transcurridos, es la primera vez que se difunde esta versión de los policías que, además de testigos, participaron del ataque donde murió Olivorio Mateo junto a uno de sus hijos y varios de sus seguidores.
El gobierno militar norteamericano tomó la decisión de atacarlo tras este rechazar la entrega de sus armas. La publicación en primera plana arroja luz sobre los últimos minutos de vida del líder mesíanico y popular más famoso del país:
Muerte de Olivorio
"El 27 de junio próximo pasado, a las seis a.m., fue asaltado el campamento de Olivorio en "El Hoyo del Infierno", corazón adentro de la Cordillera Central, por un destacamento de la P.N.D. al mando del capitan Williams y el teniente Luna.
El asalto fue precisamente en momentos en que Olivorio celebraba los oficios de su culto, ya con sus mochilas listas para cambiar el campamento de sitio.
En los disparos cruzados resultaron muertos Olivorio, su hijo Eleuterio Mateo y los nombrados Máquina y Pañero, veganos ambos, según informes.
Se ocuparon en el campo 8 revolveres, 3 carabinas 50-70, 250 tiros, 1 sable y el espadín de Olivorio.
El hecho de que se encontraran rastros de sangre por diferentes partes hace presumir que algunos se escaparon heridos, los cuales se están persiguiendo.
El cadáver de Olivorio fue traído a la población y retratado. Mucha gente asistió a verlo, dándosele sepultura en el cementerio de la ciudad. El teniente Luna fue el primer P.N.D. que subió al campamento antes del asalto.
Los datos nos fueron suministrados por el teniente Luna y el sargento Dotel, que estuvieron en la jornada.
Con la muerte de Olivorio consideramos terminada para siempre su burda religión, la que constituía un oprobio para esta Común, aunque gran parte de sus adeptos eran elementos extraños a ella.
Para el próximo número ofrecemos publicar una historia del liborismo, arrancando desde su iniciación".
Hasta aquí la información publicada por E. O. Garrido Puello en El Cable.
A diferencia del desenlace de otros enfrentamientos, la capacidad de fuego del grupo armado de Liborio esta vez resultó insuficiente para repeler con éxito la embestida del gobierno militar. El asalto fue por sorpresa, y esto también contribuyó para que no se produjeran bajas en las tropas dirigidas por los norteamericanos.
En la colección del periódico hay otras informaciones, igualmente interesantes, sobre este y otros temas.
Como certeramente apunta el amigo Sinecio Ramírez contiene un enorme caudal de datos sobre hechos ocurridos en el Sur dominicano y el país, entre 1921 y 1930: En la política, la vida económica y social, el arte, los deportes, las obras públicas y las relaciones con Haití.
En sus páginas está grabada la memoria escrita del Sur, algo que puede ser certificado por especialistas de la Academia Dominicana de Historia.
Hemos comenzado a difundir estas informaciones por internet, gracias al espíritu abierto y pluralista del director de este medio, a quien agradecemos su entusiasta colaboración.

Nota: el autor es periodista y escritor.

Dìa Internacional del blog

Del 31 de agosto hasta terminar la semana que discurre, en distintos lugares se estaràn desarrollando actividades relativas a la celebración del Día Internacional del Blog. Quizás, entre nosotros los dominicanos la agenda estará menos cargada en otras partes del mundo. Sin embargo, el momento de apareción de los blogs se ha marcado como un acontecimiento revolucionario, de grandes cambios. Estos blogs, en distints presentaciones, expresan nuevas formas de comunicarnos, nuevas formas, tal vez, de hacer periodismo, una nueva manera de ponernos en contacto. Unos para expresarse desde sus hechuras personas, desde su propia salsa hogareña, otros para manifestar su perspectiva desde sus compromisos con la sociedad, unos otros para informar y extender la labor periodística. Cualfuere el motivo, no importa. Los dejo con la siguiente dirección para encontrarnos con informaciones y discusiones diversas:
http://www.diadelblog.com Vale la pena visitarlo.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Desvestir a un santo para vestir a otro

Opinión/colaboración/
Edgar Valenzuela
La arquitecta Hanoi Sánchez ha contado con nuestro apoyo en importantes reformas urbanas introducidas, con su chispa, en San Juan de la Maguana.
La defendimos, con uñas y dientes, cuando gente de mente cuadrada intentó bloquear la construcción de la Plaza San Juan Bautista, situada a la entrada de la ciudad.
La defendimos cuando algunos envidiosos quisieron hacerle la vida imposible al iniciar la construcción de la Plaza de Anacaona, próxima a las oficinas regionales de Inespre.
Respaldamos públicamente su remodelación de la plaza levantada en homenaje a los héroes de la batalla de Santomé, próxima al sector El Corbano.
Nosotros, que nunca hemos aceptado un sólo centavo de payola de nadie, la hemos defendido anteriormente porque entendemos que es parte de la juventud progresista de nuestro pueblo. De esa juventud que merece una oportunidad para impulsar el progreso de San Juan.
No por el exclusivo hecho de ser una bella mujer ni por razones políticas.
Por eso nos ha sorprendido la noticia que ha sido desmontada la estatua del cacique Caonabo, esculpida por uno de los más geniales escultores dominicanos de todos los tiempos, Abelardo Rodríguez Urdaneta, que estaba ubicada a la entrada de las escuelas Mercedes Consuelo Matos y Francisco del Rosario Sánchez.
Consideramos que es un grave error echar lodo sobre la estatua del Caonado Encadenado, esculpida por Rodríguez Urdaneta. Esta obra de arte simboliza el momento en que el indio criollo fue vilmente engañado y encadenado por el conquistador español.
Según los datos disponibles, el propósito de esta acción es resaltar la estatua de Caonabo Libre, que Hanoi Sánchez hizo instalar en la avenida de circunsvalación.
Nada tenemos en contra de la estatua del Caonabo Libre, porque es una expresión artística que merece respeto.
Pero nada debe tener igualmente en contra, la arquitecta Hanoi Sanchez, ni ninguno de sus asesores, del Caonabo Encadenado porque es igualmente otra expresión artística, digna del mayor de los respetos.
Veamos, fríamente, por qué:
1-La estatua del Caonabo de Abelardo Rodríguez Urdaneta, ha recibido los aplausos de los más exigentes críticos de arte, nacionales e internacionales, durante más de 70 años.
2-Técnicamente, el Caonabo de Aberlardo, está excelentemente esculpido en bronce y su expresión física casi habla.
Su rostro y su cuerpo retratan el atropello comedido por los conquistadores españoles hace más de 500 años en contra de la raza indígena, en su propia tierra.
3-La historia no se puede borrar o cambiar a voluntad. Es como es, aunque no nos guste.
La raza indígena fue exterminada por los conquistadores españoles a partir del siglo XVI, y su cultura reducida a su mínima expresión. Su idioma fue próscrito y sus costumbres suplantadas.
4-El indio, verdaderamente libre, fue Enriquillo. Enriquillo se sublevó en la Sierra de Bahoruco, porque los españoles no le hicieron justicia cuando se querelló en los tribunales cuando el encomendero español le sedujó a Mencía, su mujer.
5-El cacique Caonado, aunque guapo como un león, fue engrillado y murió estando preso. No murió en combate como Guaroa.
Todo el mundo lo sabe, pues estos elementos detalles forman parte de la enseñanda que se imparte en nuestras escuelas públicas.
Por ello no hallamos explicación lógica al desmonte del Caonabo de Abelardo Rodríguez Urnadeta, y nos eriza los pelos sólo imaginar que esta estatua emblemática pueda ser mutilada o desaparecida, no se sabe atendiendo a qué motivaciones.
Esperamos que la sindica Hanoi Sánchez intervenga oportunamente en el caso.
Los verdaderos amigos deben decir lo bueno, pero no deben callar lo malo cuando la realidad así lo demanda.
Nosotros, respaldamos el progreso y la innovación, siempre que sea para mejorar.
A la hora de decorar el altar, es conveniente recordar que no es justo desvestir a un santo para vestir a otro.


El autor es periodista y escritor

martes, 11 de agosto de 2009

La visión de lo coyuntural

Angel Barriuso/opinión

Estamos repletos de estudios y propuestas de casi la totalidad de los temas en discusión, como se ha dicho en enes ocasiones. Probablemente, van y vienen cuales olas del mar o que, como una pelota de goma, rebotan o desinflan; pero nos muestra la tierra jamás sembrada, aun fértil, hasta imaginarnos a los pájaros comer del fruto que nunca nace.
Algo deja de sacudirnos. Tal vez la falta de compromiso o la conformidad con mirarnos diariamente creídos de que estamos construyendo un futuro, aunque nada más enterremos el día con el amargo sabor de la rutina. En cualquier sesenta minutos nos sentimos removiendo al mundo con arranques emocionales, sin percatarnos del todo, concentrados ciegamente en las partes, improvisando quizás en torno al tronco. La esencia. ¿Nos habremos acostumbrado a remover las hojas sin percibir al tallo? ¿Es que se nos hace imposible ir a la esencia, a la sustancia, a la propia médula?
Aprovechar las horas debería ser un lema o un principio básico para alcanzar un notable avance de personal, profesional o laboral. Cuando así actuemos estaremos implicándonos con mayor efectividad y eficiencia en cuanto a las oportunidades que se nos presentan. Por ejemplo, la convocatoria a plantear posibles soluciones a problemas estructurales se convierte en una innecesaria tarea de lo coyuntural. Volvemos a las hojas, al follaje.
¿Por qué desaprovechar momentos en que podemos replantearnos lo sustancial? ¿Acaso no hemos tenido otras tantas oportunidades para repetirnos? Probablemente nos hace falta reorganizarnos a partir de las responsabilidades, de los retos que asumiremos en relación a los objetivos que habremos de tener como país, como nación. El padre José Luís Alemán solía decir que la mirada de los dominicanos se queda en la punta de la nariz.
Robert B. Reich, en su libro “El trabajo de las naciones”, de finales del pasado siglo XX, decía – y creo que con mucha razón- que “Los bienes fundamentales de una nación serán la capacidad y destreza de sus ciudadanos”, y que la principal misión política de una nación consistirá en manejarse con las fuerzas centrífugas de la economía mundial que, según este autor, “romperán las ataduras que mantienen unidos a los ciudadanos”.
Con mucha falicidad nos quedamos y quedaremos atrapados en la rutina, en la cotidianidad, envueltos en un círculo vicioso, en tanto seamos incapaces de superar los límites para desbordar nuestra imaginación hacia la construcción de un futuro, el futuro deseado por la colectividad o por la suma de sus individuos en la propia diversidad.
Cualquier posibilidad de cambio se queda en un enunciado si jamás asumimos el compromiso individual en lo social con la urgencia del cambio, de la transformación del presente. Nunca un trueque ni una permuta ni un cambalache o un regateo, toda responsabilidad por las innovaciones atraviesa por la decisión inmaculada de asumir los retos y/o desafíos en dirección al qué queremos y cómo lo lograremos.

lunes, 3 de agosto de 2009

Huesín

cuento/angel barriuso

La mujer, morena, alta y pelo crespo, con ojos saltones en una cara alargada, dejó a la niña en medio de la calle, y gritó: ¡Diablo, llévatela! Y el viento chilló fuerte, un rugido. ¡Dios, sálvala si tú la quieres! Y el viento volvió a rugir. La niña triste e indefensa, tal vez con seis años de edad, flacucha y probablemente enfermiza, de un algo que nunca se le curaba desde su nacimiento, quedó sola entre los soplos fuertes del viento.
Un huracán fue anunciado para aquella tarde. El cielo, nublado, y las nubes negras… girando en todas las direcciones. Y las casuchas, todas, con las puertas cerradas, ninguna casa con sus puertas entreabiertas. Todas herméticas y nadie, absolutamente nadie, en la calle, excepto aquella niña dejada por la madre, la mujer que huyó despavorida, posiblemente invocando piedad, con las manos apretándose la cabeza, cual sosteniéndola al tronco de su cuerpo. Su cabello medio estirado, los pies descalzos, siempre de espalda a la niña, nunca más miró hacia atrás. La mujer corrió, corría, y asustada se escondió en la casa, en su hogar vacío, y cerró puertas y ventanas como lo hicieron sus vecinos.
¡Mami, maaami, maaaaaamiiiii…!
Creyó oír la vocecilla de la niña, y el viento fuerte chocaba con las paredes. Se devolvía violento. Una llovizna. La vocecilla se fue perdiendo en el soplo. Nunca antes más indefensa que ahora. ¿Cómo pudo la madre dejar aquella niña, su hija, a la voluntad de algo que estaba fuera de su control? ¿Cómo pudo encomendarla a los espíritus, a las leyendas, a Dios y al demonio? ¿Qué pudo perturbar la tranquilidad de aquella mujer corpulenta, de piernas fuertes? La llovizna dejó de ser tan simple y común, pronto se convirtió en una aguacero fuerte, amenazador. Mucho agua, fuertes vientos. Era el mes de septiembre, cuando los huracanes atraviesan su ruta de todos los años. Y la niña allí, tiesa, probablemente llena de dudas y tal vez con los ojos cerrados como si quisiera jamás ver la tragedia que asoma. ¿Tenía padre, algún hermanito o algún amiguito?
Huesín era su apodo, y ya habrá de imaginarse las razones. La madre, quejosa, buscó remedios sobrenaturales a males que decía eran incurables. Se cansó de los médicos, ningún doctor la convenció de cualquier medicina, en consecuencia recurrió a los curanderos, gente dedicada a curar mediante el uso de hierbas y pócimas, porque al final de las cuentas la mujer, aquella madre perpleja, que apostó al Diablo y a Dios, sin importarle quien actuara primero, estuvo convencida de que la niña era víctima de un mal de ojo de cualquier otra mujer celosa, porque cuando conoció al que cree es el padre de la niña había conocido al hombre con dinero, y a este hombre llevó a la cama. Este la acompañó en cierta noche que al decir de mucha gente su macho y ella cerraron un bar hasta la mañana siguiente, cuando medio dormitando dejaron el lugar y el sol los descompuso a ambos. Esta, se dijo, era una mujer de dichas. En la noche siguiente dejó a San Pedro de Macorís rumbo a la capital, y la cita estaba hecha con otro don Señor, y también amaneció en circunstancias que jamás fueron contadas. Con uno y otro hombre anduvo sin dejar el ánimo en la calle. Fiesta, rones, cervezas, sin horas ni fechas en el almanaque, hasta que unos meses después ni uno ni otro hombre. Estaba preñada. Estaba sola y estuvo sola al momento del parto. E igualmente sola cuando dejó a la niña en la calle justo el día en que se anunciaba el paso de un huracán.
La historia entre vecinos es confusa respecto a la enfermedad de Huesín. Hay quienes aseguran que la niña vino así del embarazo. Otros acusan a la mujer de descuidarse por atenderse ella, sólo ella. La mujer, al perder sus encantos por el embarazo, se miró a sí con desdén y muy a pesar de los consejos jamás se provocó un aborto debido a sus dudas por el supuesto padre de la niña. Si fue el don Señor de la capital o el hombre importante que en San Pedro de Macorís cerró el bar para emborrarse junto a su mujer sin que nadie, absolutamente nadie, los molestara. Y sólo vieron la luz a las seis de la mañana, cuando el sol los despertó de muy mala manera en la calle. Y cuando la niña nació, tan espantosamente delgaducha, la mujer quiso recuperar los nueve meses que creyó perdidos. Desde muy temprano de la mañana, medio recostada a su sombra, se peinaba horas muertas delante de un espejo grande. Se coloreaba la cara como en sus buenos tiempos, y al atardecer se acomodaba en una mecedora en puerta de su la casa, convencida de que los tiempos nunca son recuerdos, que cualquier tiempo pasado nunca sería mejor que ahora. La niña lloraba, y era música lejana en su oído.
Y he aquí a la mujer, cansada, triste y descalza, con los ojos desorbitados, y en medio del viento fuerte de un huracán. ¡Dios, sálvala si tú la quieres! Y la niña indecisa, con sus manos en un solo puño debajo de su garganta, retorciéndose de frío o de miedo. La lluvia iba en aumento. ¡Diablo, llévatela si tu la quieres!, y una frase y la otra retumbaba en su casa, cual eco ruidoso. El viento parecía gritar. Huesín cayó al suelo, y volvió a escucharse su voz, tan débil…un gemido. La madre, tratando de incorporarse, miró a la calle, no la vio. Huesín, atrapada entre el viento y la lluvia fuerte. ¡Diablo! ¡Dios!, se repetían palabras dentro de la cabeza de la mujer. Era la madre llena de angustia, era la madre infeliz, sollozante, derrotada, entre cuatro paredes. Sola. Volvió a la ventana, la niña no estaba. Llovía. ¡El viento! La mujer, con una mirada perdida, abrió la puerta, cual si desafiara la furia del viento. Miró allá, allí, a un lado, al otro. La niña no estaba. El viento, la lluvia, la niña no estaba. Furiosa la mujer se colocó exactamente en medio de la calle, justamente donde creyó haber dejado a la niña, hasta que mojada, empapada de agua y sintiéndose perdida, volvió a escuchar un gemido. ¡Maaaamiiiiiii! Y de un salto brusco tomó a la niña sin distinguir el lugar ni cómo estaba Huesín…la abrazó. ¡Mi niña, mi niña, mi niña! Y la niña se aferró a los senos de la madre, la mujer miró a la niña. La alegría parecía posarse en el rostro de la madre, mojado de lluvia y lágrimas. Recuperada. La mujer la sintió en su estómago, dentro, en las entrañas. La madre corría contra el viento en dirección a la casa. ¡Dios, Dios….es mi niña! Y luchaba contra el viento y la lluvia. ¡Dios, Dios…es mi niña!

martes, 28 de julio de 2009

Qué país queremos y cómo lo lograremos

Creo que a los dominicanos, y tal vez a algunas de nuestras naciones de América Latina, nos está faltando pensar en qué convertiremos a nuestro país en el futuro, en un futuro que nunca se pierda en la distancia. Cuando nuestros políticos logran asumir el poder e inician sus gobiernos nunca deberían mantener las promesas de sus campañas electoles porque cuando se está en el poder -pienso- se ofrecen resultados. El político en campaña -estimo- es un predicador que vende esperanzas, pero tan pronto gana unas elecciones debe prepararse para dejar de predicar esperanzas y gobernar en función de construir un destino. Se gobierna los destinos de un país y, en consecuencia, el destino de cada ciudadano. Cualquiera de nosotros podrá organizar sus planes, con sus metas y objetivos para determinados plazos; pero si el Gobierno fracasa estoy seguro que fracasan nuestros planes personales. Todo se trastorna. Estoy convencido de que nuestros gobiernos tienen que anunciarle a sus ciudadanos, tan pronto incian su gestión, qué se logrará al término de su mandato. Si hoy estamos en el puesto número 3, en qué puesto estaremos en cuatro años, por ejemplo. Y en qué condiciones de vida, aspiraría a algo así. Todos aspiramos a mejores condiciones de vida, a una mejor calidad de vida.
Me gusta la forma de los agentes inmboliarios. Cuando están vendiendo un proyecto habitacional muestran a sus potenciales clientes en qué consiste su proyecto, y podemos verlo todo como si estuviéramos viviendo ya en ese proyecto habitacional. Es el retrato vivo de un futuro posible (la maqueta, los planes), y esto es lo que cualquier gobierno en cualquiera de nuestros paises debe proporcionarnos. Es comunicarnos una información y darnos información para una comunicación que fortalezca la confianza en la relación Estado-sociedad. Compro un apartamento en un edificio que está siendo anunciado cuando me muestran todas las posibilidades habitacionales posibles y lo estoy viendo, casi palpando. En tal caso, estoy viendo el futuro y el futuro se me vuelve tangible. Es el éxito, si podríamos decirlo así, de una comunicación de marketing, de la comunicación para la venta de un proyecto de vida.

martes, 21 de julio de 2009

Comunicar para fortalecer la confianza

He visto una publicidad de un país de América del Sur dirigida a sus ciudadanos llamada a fortalecer la confianza en la relación Estado-sociedad respecto al uso de los impuestos. Me parece muy bien que una gestión gubernamental desarrolle una campaña publicidad y de comunicación sobre el particular: los impuestos que usted paga al Estado, el Estado se los devuelve en obras de bien común, en obras públicas. Es el mensaje o, por lo menos, así podemos resumirlo.
En la mayoría de nuestros países los gobiernos suelen comportarse en forma diferente, mostrando mayor interés en la información periodística: El gobierno ha mantenido en alta las recaudaciones. Hemos inaugurado equis hospital por obra y gracia de la actual gestión gubernamental. Esta obra fue construida durante la gestión presidencial del período tal. Se ofrecen datos, se enfatiza en la información simple y llana, pero dejamos de comunicarnos.
Otra cosa fuere si dijéramos: Esta obra, inaugurada por la gestión tal, fue hecha con los impuestos que usted paga. Estamos dando información y comunicando algo que todo ciudadano quisiera: qué hacen con los dineros que yo pago en calidad de impuestos. Cuando informamos qué hacemos con los dineros que toda gestión gubernamental recauda a través del cobro de los impuestos ordinarios y extraordinarios estamos comunicando confianza, lo que debemos comunicar es una conducta para fortalecer la confianza en la relación del ciudadano respecto de su gobierno, de sus funcionarios. Comunicamos transparencia, rendición de cuentas.

martes, 14 de julio de 2009

La mamá de la tierra

Cuento/angel barriuso/

Molesto un día con él mismo, don Eusebio Adriano, quien vive junto a gallinas y gallos en una casita sencilla, construida pobremente sobre una lomita de tierra y yerbas, se preguntó: ¿Quién será la mamá de la tierra? Y si tiene una mamá, ¿quién ha sido el papá?
Desde cualquier loma preñada de árboles frutales cualquiera se queda en su pensamiento y ve correr su imaginación cual cinta cinematográfica de la existencia, y en el silencio de la noche perderse con la vista en el cielo sin el tiempo en sus manos para encontrarse con tantas estrellas cual lucerillos inmóviles… hasta que de pronto te sacuda el salto de una estrella de larga y brillante cola, como si fuese un gusanito bailarín, que brincó.
Si la tierra es redonda o cuadrada poco importa, porque la noche es la noche, y es cuando cualquier secreto te espanta la tranquilidad, muy a pesar de las horas que tiene un día, tan claro como una luz, todo en la noche puede verse u oírse. No hay nada tan indiscreto como el silencio de una madrugada cuando se espera el encuentro de los párpados.
Si todos tenemos un padre y una madre, ¿cómo nació la tierra, tan profunda y extensa, tan larga y hermosa, tan calurosa y tan fría?
Don Eusebio Adriano sospechaba de la Luna. La veía siempre, medio coqueta y sonriente, como si guardara un secreto. Y sabía por viejo que las mujeres podían esconder una verdad con tanta inteligencia y gracia, que sólo era descubierta siguiendo en su cara al hilo de su sonrisa muda y su mirada resbalosa. Y la Luna es una mujer muy sabia.
La Luna se posa sobre el agua y permanece como un ojo en la conciencia. Alumbra la cama sin necesidad de encender una vela y nos traza un camino, sin temor a equívocos en ninguna ruta. Sólo la lluvia y las nubes grises son capaces de provocar su huida, de molestarla en su manto, cual lienzo que cuela el aliento.
La Luna es una mujer hermosa y nos protege. No crece una estaca ni una flor si nunca nos llevamos de su consejo. Tiene la virtud de castigar a la tierra y de salvarla. La Luna tiene un sentimiento de complicidad, y don Eusebio Adriano descubrió que gracia a la Luna se podía dominar a la tierra. Sabía perfectamente, por instinto e intuición, que hay una relación única con la tierra. Y no había quien le quitara de su cabeza la conclusión a la cual había llegado: la Luna es la madre de la tierra. Y no sembramos sin la luna.
La tierra sangra como una herida según sea el momento lunar. Y hay una luna tan nueva y llena como un cuarto creciente y un menguante. Pero habrá parido a la tierra precisamente cuando estuvo llena y tan nueva. La mujer quita al hombre de su lado cuando está de luna llena, y su luna nueva le provoca desamor. Sin embargo, queda productiva y puede dejarnos la casa llena de muchachos. La luna llena es alegre, pícara, no se controla y se vuelve menguante cuando reposa y te espera.
Tagátki úkic, kéman taskálu ne métsti, íga gipía í taxpat taskálu ne métsti, es decir: "Un varón vino al mundo, cuando la luna estaba llena, debido a que ella tienen fuerza cuando está llena."
El marido de la Luna es el Sol, y parieron a un hijo, que es la tierra. Y fue en luna llena cuando nació la tierra. El Sol nos salva como lo hace la luna. Protege a la tierra, como lo hace la Luna. Seca a la tierra cuando está tan mojada y en riesgo de muerte o de enfermarse. La tierra se le acerca de vez en vez, quizás buscando calor, cuando se quema la hojarasca seca. El lo puede ver todo, como lo hace la Luna. Uno vigila durante la noche, y el otro hace en el día. Pero, ¿cuándo se descubrieron? ¿Cuándo iniciaron sus pasiones? ¿En un atardecer? El Sol va de manito con la Luna, y cuando la Luna le coquetea…el Sol sonríe. El Sol es orgulloso, con dones de caballero muy a pesar de los encantos solitarios de la Luna, que tiene un cuerpo de queso. El Sol y la Luna se quieren, contó a otros don Eusebio Adriano. Se buscan, sin el uno no hay lo otro. Quizás no se acuestan juntos pero amanecen en el mismo lado de la misma cama. Ella se viste en las aguas mansas del manantial, y el Sol la llena de besos cuando el cielo se torna rojizo. Ella discretamente medio se distancia, pero El la espera cuando el alba con su rocío llena al pasto de emociones y una luz tan clara nos anuncia un nuevo día.

miércoles, 8 de julio de 2009

Las pausas constructivas, a propósito de Jackson

Por Edgar Valenzuela, periodista/colaboración
La ex esposa del rey del pop Michael Jackson, Lisa Marie Presley, afirma en su blog: "Nuestra relación no era una farsa...Me sentí muy enferma, y emocional y espiritualmente exhausta, en mi intento por salvarlo de cierto comportamiento autodestructivo y de los horribles vampiros y sanguijuelas que siempre lo rondaban".

Cuando Juan Luis Guerra se retiró de los escenarios en 1995 nosotros fuimos de los primeros que lamentamos que un artista de su talento, en la plenitud de su vida, y con el éxito en los bolsillos dejara al país huérfano de su arte. En ese momento su proyección en el mundo apenas empezaba, y entendíamos que era un error que abandonara su carrera musical dizque para dedicarse a administrar la estación de radio Viva FM y el canal Mango TV. Ya era millonario, pero entendíamos que su vocación fundamentalmente no era hacer dinero. No tenía alma de comerciante. Más el tiempo fue poniendo las cosas en su sitio: Juan Luis no podía dormir, sin ingerir pastillas. Las giras internacionales lo tenían stresado. Casi no veía a su esposa Nora y el matrimonio entró en crisis. Las mujeres lo acosaban en busca de compañía y los periodistas en busca de primicias. Juan Luis estaba perdiendo el control, y la visión del ojo izquierdo.Nuestro asombro aumentó cuando nos enteramos que se había convertido al evangelio.En ese tiempo nosotros eramos un brioso reportero del periódico Hoy y nos sentimos desairados cuando nos informaron que Juan Luis decidió no concedernos una entrevista exclusiva que nos había gestionado su relacionadora pública. "A este señor el éxito se le ha subido a la cabeza o se ha vuelto loco", pensamos. No cosa no era tan simple. Y ahora le damos la razón por haber hecho un pausa. Años después nos juntamos, ya era multimillonario, pero era el hombre más humilde, accecible y sin poses de superestrella que hemos tratado. Un ser humano sin complejos.Recordamos a Juan Luis a propósito de la muerte repentina del cantante y bailarín norteamericano Michael Jackson. Michael Jackson ha puesto al descubierto cómo las malas compañías, los aplausos, la fama y el éxito material pueden acabar con cualquiera que no sepa administrar el ego y las luces de los reflectores.Según informes médicos preliminares el cuerpo de Michael Jackson estaba desnutrido y mostraba los estragos causados por las múltiples cirugías estéticas a las que se había sometido y el abuso de analgésitos para calmar el dolor. Era un rehén de la imágen pública.Allegados suyos han revelado que temían desde hace tiempo un desenlace fatal debido a la forma en que ingería los medicamentos.Su vida sexual era desordenada y escándalosa. Varias veces cayó preso por su inclinación a los niños. Estaba quebrado por los gastos personales excesivos, en abogados y en acompañantes.Murió a los 50 años de un paro cardíaco. Estaba rodeado supuestamente de amigos y admiradores. Y sin embargo, ninguno pudo detener su caída. Ni siquiera la bella Lisa Marie Presley quien revela que Michael Jackson presentía su final: "Michael Jackson era un alma torturada que predijo que terminaría como mi padre, Elvis Presley", asegura.

lunes, 29 de junio de 2009

Queríamos que el murciélago fumara/ Cuento

Angel Barriuso
De noche, debajo de un frondoso árbol, cuyos troncos cubrían la cocina de mi casa de madera y techada con planchas de zinc, esperaba a los murciélagos. Quería saber si en verdad fumaban. Mantuve escondida una cajetilla de cigarrillos sin filtros porque presumía, siendo yo un niño, que les era mucho más fácil fumárselos. ¡Nunca los probé, nunca me gustó su olor!
Alrededor de las ocho de la noche sentía el montón de murciélagos. Me aterraban. Volaban rosándome el cuerpo, cual si protestaran mi presencia. Pero cuando logré capturar a uno de estos hubo suficiente sol para verlo clarito: un ratón con alas negras, vivaracho, con orejas paraditas, cual radares…y adherido a la raíz del arbusto, con sus uñas largas. No colgaba de sus pies, cabeza hacia abajo, como en las películas. Estaba de patitas abrazado al tronco del árbol.
Corrí hacia la casa y de inmediato retorné con la cajetilla de cigarrillos y unos fósforos, porque si en verdad el sol los mataba, no podía perder tiempo. Eufórico, llamé a unos de mis amiguitos, quien también saltó de alegría, su entusiasmo era mayor al que sentía dentro de mi. Entonces el orgullo, eso sí que estuvo contagioso. ¡Por fin! No podía creerlo. Esperé tanto, y tenía mi propio murciélago. ¡Vivo! Ahora teníamos que ponerlo a fumar.
Mi amigo encendió el primer cigarrillo. El murciélago aparentaba medio tonto, quizás no veía, y quizás debíamos esperar a la noche. Insistimos. Entreabría los ojos. Abría y cerraba la boca, una y otra vez, una y otra vez. Sus ojazos. El miedo nos arropaba, tal vez era repugnancia. Hasta que definitivamente lo vimos orinarse y su cuerpecillo medio estirándose. Le abrimos las alas porque no podía ser un ratón. ¡Esa cara! Abrió la boca y parecía consumirse.
El cigarrillo estaba en su boca, y el murciégalo recogía las patas. Volvía a estirarlas.
-No le gusta este cigarrillo. Hay que buscar otro.
Corrimos hasta el tendero y pedimos cigarrillos con filtro, sin mentol, para mi abuela. El vendedor nos miró dudando de los dos pichones agitados, sobresaltados, e indujo a una conversación, cual profesor, preguntándonos por las tareas de la escuela. Que si la salud de la abuela, que si mi padre que si mi madre, que si el tío, que si no debemos nada. Nos miramos. Mi abuela está esperándonos, quise decir cuando vimos caer la cajetilla sobre la mesa, mientras se le escapaba al marchante una sonrisa medio burlona, casi de complicidad…y nos abrimos el pecho, con la cabeza flotando en sueños, en imágenes de un murciélago dibujando nubes. Y el cigarrillo consumiéndose. ¡Encendamos el otro, y otro y otro….!
-Debimos clavar el murciélago, como al hombre que está en la cruz esa.
-Debe estar por aquí. No pudo haber volado. De día son ciegos.
-No es verdad, este abría los ojos.
-Te digo que son ciegos.
-Pero te digo que este veía. ¡No está!
Ya tenía a quien me hiciera compañía. Pasó una noche, otra y otra. Y llegó el domingo, nada. No volvimos a atrapar a ningún otro. Las noches se volvieron difíciles. Éramos dos sobre un techo de zinc, se nos quejaban por posibles goteras. Y más que esto era que había muchas goteras, es decir pequeños agujeros a través de los cuales fluía la lluvia y nos mojaba adentro, aún cuando la llovizna fuera poco abundante. Los clavos de cabeza ancha salían con nuestras pisadas, hasta que descubrimos que pisándolos los manteníamos presionados, con menos ruido. Eran nuestras casas muy viejas y las planchas de zinc, por igual, con sobresalientes oxidados, corroídos, y las hojas abundantes del árbol muchas veces impedían evitar las malas pisadas. En algún momento pudieron creer que éramos ladrones, y jamás muchachos jugando, queriendo atrapar a algún murciélago para ver si realmente eran efectivamente fumadores.
Una mañana de un sábado cualquier volvimos a rebuscar entre las raíces del árbol.
-Dejemos esto, no tenemos suerte.
-Hay que seguir.
Mi amigo insistía, pero desistí. Y transcurrieron largos meses sin que volviéramos a pensar en los ratones con alas. Se mudó unos de nuestros vecinos, y supe que un policía ocupó la casa que quedó vacía por poquísimas semanas. Eran los años sesenta, y un vecino era como el mejor de nuestros primos. Un pariente cercano. Siempre lo creí bombero hasta que aprendí que los bomberos no portaban pistolas. Este hombre policía apareció sin hijos, con una mujer gorda, muy gorda, por demás quejosa. Inmediatamente se levantaba de su cama, la veíamos en el patio con la cabeza repleta de cosas envueltas que le agrandaba su cara redonda, cual luna llena. Tan pronto jugábamos próximo a su puerta trasera de la pieza que ocupaban, lanzaba maldiciones difíciles de recordar por la rapidez con que eran dichas, y tantas veces en las tarde que nos sentíamos bandidos perseguidos. El, en cambio, era medio manso, probablemente porque antes de acostarse bebía ron con hielo. Flacucho y de pelo crespo, como una canela. ¡Un palo viejo!, le oíamos. Un ron en botella chata, con una etiqueta amarillo canario y creo que aparecía un hombre sirviendo un trago.
Lo peor era que el árbol donde vivían los murciélagos nació justo detrás de la cocina de esa casa y aunque nos treparíamos a la azotea por los vecinos más cercanos cuyas paredes se separaban a medio metro de otros vecinos, con un trecho que nos permitía trepar con la espalda recostada y medio de rodillas. Era gatear de espaldas, mirándonos la punta de los pies. Así volvimos una noche cualquiera, luego de unos meses, a comprobar si seguían los murciélagos. ¿Fumaban, no fumaban? Y ahí estaban.
Una noche de diciembre quisimos repetir la hazaña. Mi amigo tendría unos doce años, como yo, cuando quisimos descubrir la osadía del murciélago de fumar como los hombres.
-Es ahora o nunca, dije.
En efecto, así ocurrió. Próximo a las 8:30 de la noche nos sentimos hombres desafiantes. En mi bolsillo mantuve la cajetilla de cigarrillos con filtros y una caja de fósforos. Pisábamos con suficiente cuidado, pero el techo chilló. Mi amigo iba delante, yo detrás. Notamos a los murciélagos zumbar, como si estuviésemos ausentes. Ya pronto tendríamos a unos de estos bichos cuando escuchamos algo así como un disparo. Y nos miramos perplejos. Vi el fondo blanco de los ojos de mi amigo tan abierto como nunca. Creyéndolo más miedoso que a cualquiera de los cobardes, vi cuando perdía las fuerzas de sus piernas y comenzó arrodillarse, al ritmo de rodarse lentamente hasta caer justo entre las raíces del árbol. Bajé hasta él sin darme cuenta nunca cómo lo hice, y entre sus piernas observé un chorro de sangre. Lloré sin palabras. Volví, grité fuerte buscando aire y apareció la gorda, la mujer gorda, con cara de espanto. Recogió a mi amigo, dejando un caminito de sangre que recorrí con mis ojos mojados.
-Qué pasó? ¿Cómo se cayó, carajo?
Ella, la mujer gorda preguntó. Y tal vez fui yo el único quien escuchó el ruido de un disparo. Y el único niño en ver a su amigo sangrar, mucha sangre, por entre sus bolas de hombre.
A la mañanita, una lona grande cubría del sol a mucha gente sentada y parados, otros, en la puerta de entrada a la casa de mi amiguito, quien dormía con trocitos de algodón entre los agujeros de su nariz. La boca, cual si hubiese querido hablar. Volví a llorar. Y traté de esconderme en el patio. Lo sentí hueco, en un infinito vacío. Oscuro. Girando en círculos caí y me vi abrazado al árbol donde viven los murciélagos, y justo en mis pies…un murciélago.


jueves, 25 de junio de 2009

Obama en la palabra clave

Se oye hablar mucho de la crisis económica y de sus repercusiones en cualquier parte, por pequeñito que sea el país o el universo…el mundo, y se nos pinta tal nivel de gravedad que existe ya una tabla para enumerar su ciclo, en el sentido de que podría terminar en tal año y que apenas han transcurrido “queseyocuántosmeses” para ver su final. Todo un parto.
Sin embargo, mientras transcurre tal nivel de embarazo podemos ir leyendo un discurso del presidente Obama, siempre desde su perspectiva de un rostro sonriente, despreocupado, imprimiendo optimismo allí donde pone su voz o escribe y pronuncia algunas palabras. Es como si nos dijera que nunca es más oscura la noche que cuando va amanecer. No desfallece.
Una palabra clave que hay en su discurso desde que llegó a la Casa Blanca y tal vez en tanto permanezca allí: confianza. Y cuando hablamos de confianza estamos refiriéndonos a seguridad, a credibilidad. Tal vez en un esquema de razonamiento deje de tener su importancia en las decisiones de los ciudadanos en sus relaciones políticas con una gestión gubernamental, pero desde la lógica, si podemos decirlo así, de las emociones, cambia el panorama. ¿Lo creen? Comunicamos emociones. Informamos datos, lo racional.
¿Qué nos separa de cualquier gobierno, aunque gobierne el partido por el cual hemos votado?
Citar factores, bueno, hagámoslo: a) dejó de ser lo que se esperaba, b) la economía parece que jamás mejorará, c) muchas palabras y pocos hechos, d) dejó de cumplir con las promesas que nos hizo durante la campaña electoral, e) mi estabilidad económica y social se ha perdido, f) y la gestión gubernamental está poniendo en juego mi futuro más inmediato. Sin embargo, ¿podríamos resumir cada uno de estos factores en una sola palabra? .....

lunes, 22 de junio de 2009

"Gobierno bien pero comunico mal ": análisis de las rutinas de la comunicación gubernamental


La comunicación política tiene un objetivo: generar consenso. Si la comunicación política no actúa bien, no hay consenso y si no hay consenso, no hay buena gestión.


Por Mario Riorda/http://www.inap.gov.do/listadet.php?codigo=93

Nota/texto resumen

Cuando se dice que se gobierna bien pero se comunica mal, se dice una mentira. La comunicación política tiene un objetivo: generar consenso. Si la comunicación política no actúa bien, no hay consenso y si no hay consenso, no hay buena gestión. El consenso es la búsqueda de acuerdos políticamente operantes centrados en la idea de que, si bien puede haber (y de hecho probablemente siempre existan) grupos en los márgenes del consenso, o bien fuera de éste, las políticas de un gobierno deben ser aceptadas socialmente por la mayor cantidad de personas. Éste también es un modo de entender la legitimidad como elemento clave para dotar de estabilidad a un gobierno....

lunes, 15 de junio de 2009

Sobre la comunicacion interna

Texto/Rafael Muñiz Gonzalez
http://www.marketing-xx1.com/la-comunicacion-interna-119.htm
La comunicación interna es la comunicación dirigida al cliente interno, es decir, al trabajador. Nace como respuesta a las nuevas necesidades de las compañías de motivar a su equipo humano y retener a los mejores en un entorno empresarial donde el cambio es cada vez más rápido.
Es un error pensar que la comunicación interna es «un lujo» y algo exclusivo de las grandes empresas y máxime en la etapa que estamos atravesando que viene marcada por unos resultados un tanto inciertos a todos los niveles. De ahí que se esté convirtiendo en uno de los grandes retos profesionales del siglo XXI, donde todavía son muy pocas las entidades que desarrollan una adecuada política de comunicación interna que contribuya a implantar los cambios y a lograr los objetivos corporativos y estratégicos de la compañía.
Muchas empresas ignoran que para ser competitivas y enfrentarse con éxito al cambio al que nos empuja inexorablemente el mercado, han de saber motivar a su equipo humano, retener a los mejores, inculcarles una verdadera cultura corporativa para que se sientan identificados y sean fieles a la organización. Y es precisamente aquí donde la comunicación interna se convierte en una herramienta estratégica clave para dar respuesta a esas necesidades y potenciar el sentimiento de pertenencia de los empleados a la compañía.
Para aumentar la eficacia del equipo humano, verdadero artífice de los resultados, ha de sentirse a gusto e integrado dentro de su organización y esto sólo es posible si los trabajadores están informados, conocen los diferentes entramados de la compañía, su misión, su filosofía, sus valores, su estrategia, se sienten parte de ella y, por consiguiente, están dispuestos a dar todo de sí mismos. Además, no debemos olvidar que la comunicación interna ayuda a reducir la incertidumbre y a prevenir el temido rumor, un elemento muy peligroso para las compañías.
Por ello, transmitir mensajes corporativos, informar sobre lo que ocurre dentro de la empresa, motivar y establecer una línea de comunicación eficaz entre los empleados, la dirección y los diferentes departamentos de la empresa son algunos de los objetivos que persigue la comunicación interna.
En cuanto a los tipos de comunicación interna, podemos hablar de dos: ascendente, que se realiza desde abajo hacia arriba en el organigrama de la empresa; y descendente, que tiene lugar desde arriba hacia abajo. A menudo, muchas empresas caen en el error de convertir su comunicación en algo unidireccional, donde los trabajadores son meros sujetos pasivos.

http://www.losrecursoshumanos.com/contenidos/2710-comunicacion-interna-gestion-clave-en-las-organizaciones.html
http://www.rrppnet.com.ar/comunicacioninterna.htm

El fantasma de Trujillo

Conocí a un enfermo del vientre a quien los cirujanos
habían extraído un tumor fenomenal. Cuando se quejaba en la convalecencia y se le preguntaba "qué te pasa", decía: "parece que echo de menos mi tumor. Estaba tan bien acomodado". Eso explica, tal vez, los funerales impresionantes con que los pueblos largo tiempo avasallados entierran a sus déspotas".
José Figueres, ex presidente de Costa Rica.


Por Edgar Valenzuela /colaboración.
La polémica que en estos momentos mantiene en vilo a distintos sectores del país es el premio nacional de novela otorgado al libro "A la sombra de mi abuelo", escrito por Aída Trujillo, hija de Ramfis y nieta del hombre fuerte de San Cristobal.
La obra se impuso a otras 13 que concursaban y fue seleccionada por un jurado integrado por el mexicano Jorge Volpi, el salvadoreño Manlio Argueta y el dominicano Roberto Marcallé Abreu.
Precisamente esta es una las críticas que se hace al veredicto. Se objeta que un jurado que mayoritariamente no es dominicano decida el destino de novelas escritas por dominicanos. Como estamos en la Era de la Globalización podría aceptarse un jurado extranjero, pero no dos de tres.
El escritor Marcallé Abreu defendió la capacidad e independencia del jurado, y atribuyó los comentarios en contra de la selección, por parte de escritores y organizaciones patrióticas, a que la figura de Trujillo sigue viva en el alma nacional.
"En la mayoría de las obras estudiadas, quizás 12 del total de 14, la personalidad de El jefe es como un espectro que planea -y lo sigue haciendo- sobre la vida de los dominicanos", dijo.
Este último aspecto es el que nos llama la atención, independientemente de que escritores y organizaciones patrióticas exigan la anulación del veredicto por entender que ofende la memoria de los caídos. (El ministro de Cultura José Rafael Lantigua, aún cuando mostró su insatisfacción con el premio, advirtió que no ejercerá presión para que el jurado cambie su parecer)
Lo llamativo es que el cuerpo de Trujillo cayó acribillado el 30 de mayo de 1961, pero el fantasma del tirano sigue deambulando en la imaginación popular, 48 años después de su ajusticiamiento y a 79 años de que tomara el poder a través de un golpe de estado en 1930.
¡Ahí es donde está el escándalo: no hemos enterrado a Trujillo! ¡Los dominicanos vivimos alimentando su recuerdo!
En lugar de construir el futuro estamos aferrados a los demonios del pasado.
Todos los intelectuales contemporáneos se distancian de la Era de Trujillo. Públicamente todos la condenan. Más a la hora de escribir o publicar no pueden dejar de pensar él.
Algunos amigos nos dan una explicación del fenómeno: "¡Trujillo es una marca que vende y mucho!".
Recomiendan incluir a Trujillo, como sea, en los libros porque sus productos tienen una venta asegurada, aunque no tengan mucha calidad, como ¿la novela? "A la sombra de mi abuelo". Entonces, agregan, para qué coger lucha buscando otro personaje y otras historias, de pegada, si Trujillo es una industria.
Da la impresión de que muchos escritores dominicanos están atrapados en un círculo vicioso: Repiten como cotorras los mismos argumentos, los mismos enfoques y los mismos personajes de las últimas cinco décadas.
Como si el reloj se hubiese detenido.
Es comprensible que los descendientes del dictador vivan atormentados. Además de su apellido, heredaron el desprecio que se ganó Trujillo con su autoritarismo y su falta de respecto a los derechos humanos.
Sin embargo, los pueblos que progresan no pueden vivir anclados en el pasado o dando tumbos hacia atrás, como el cangrejo.
Ya es hora de pasar la página, de entrar en una etapa diferente de la vida dominicana.
Sin pretender trazar pautas, pues en democracia cada cual puede escribir y hablar de lo que quiera, nos parece que es necesario experimentar con otros temas y trabajar otros personajes.
Una literatura sólida no gana la posteridad exclusivamente por su impacto comercial.
http://fotoshistoricas.blogspot.com/
http://www.27febrero.com/trujillo.htm
(*) El autor es periodista, teatrista y escritor.

lunes, 1 de junio de 2009

Un cuento/ La gallina en su palo

Tres veces me dijeron que una lechuza bajó de su palo convertida en una gallina pero tres veces lo he dudado, porque, ¿cómo puede una gallina convertirse en una lechuza o una lechuza convertirse en una gallina? ¡Ni se parecen!
Todas las noches las gallinas duermen en un palo. Trepan a cualquier árbol en cuyas ramas puedan dormir tranquilas. También se trepa el gallo. Sólo en el momento en que la gallina atiende a sus crías permanece en el suelo protegiendo principalmente a sus polluelos. Molestar su maternidad es recibir su furia. Reacciona a cualquier amenaza.
La lechuza es taciturna, y posiblemente duerme durante el día. Es como un perro, vigilante nocturno y dormilón cuando está el Sol. Pero, ¿dónde habita la lechuza? ¿Por qué no la podemos ver en el día y es sólo en la noche cuando sentimos sus ojos brillantes, en una mirada que nos penetra, como se agrediera tranquilamente nuestra valentía?
Tengo mis gallos y mis gallinas. A las siete de la mañana, sin mancar un solo día de la semana, les doy maíz. Cuando llueve, no importa el aguacero, ahí tienen su maíz y se las ve enchumbada de agua pero comiéndose su maíz. Siguen de un lado a otro, recorriendo el patio y siempre encuentran otras cosas de las cuales se alimentan. Las veo comer lombrices, cucarachas y hasta piedrecillas que supongo confunden con maní quemado.
Dos gallos han bastado para pisar a mis gallinas. Son de hermoso plumaje negro y otro grupo es de pluma marrón y abundante. Me alimento de su carne y de sus huevos, y nunca he visto una lechuza en mi plato. ¿O las he comido, convertida en gallina?
Las lechuzas son brujas pero jamás una gallina ni siquiera un gallo. Eso sí que no. En estos días murió un vecino, y alguien dijo que una gallina se transformó en una lechuza y pasó chillando por encima de la casa del vecino, quien tenía varios días enfermo, y murió. Habrían visto a esa lechuza posarse en el techo de la casa, una que otra vez. Y no puedo creerlo, porque así me dijeron, que si durante un parto se oye el grito de una lechuza es porque el recién nacido morirá en poquísimo tiempo. Y esto puede hacerlo una gallina, mucho menos mis gallinas y mis dos gallos. Nunca, jamás. Eso lo aseguro.
No he visto a nadie morir al pie de una lechuza. Y tampoco puedo decir que las lechuzas son brujas, pero el río suena cuando trae agua.
Sigo con mis gallinas y mis gallos, y hasta el momento no he visto a ninguna gallina convertirse en lechuza. Sin embargo, ¿podría ocurrir? De repente me asalta el temor o probablemente la curiosidad y hasta posiblemente aceche en cualquier noche de estas a estas gallinas cuando suban a dormirse a su palo, porque quizás tengan más sabiduría que la que yo pueda creerme, y convencido de las mentiras…sea la verdad que me han dicho.
Una noche cualquiera apareció una lechuza donde hubo una gallina. Increíble. Y debajo del tronco del árbol en el cual duermen las gallinas, medio inocentes, se vieron algunas plumas. Fue como si hubiesen sobrado cuando la gallina decidió convertirse en lechuza, sólo que las plumas mantenían medio seca piel de gallina entre sus cañones. Descubierta la lechuza, justo en el lugar donde estuvo la gallina, me miró fijamente y al poco tiempo voló medio gimiendo, como cuando alguien ha muerto. Nunca supe si la gallina retornó porque desde esa noche a mí a nadie más se le ocurrió contar las gallinas que dormían tranquilamente en el tronco del árbol. El gallo siguió ahí.

domingo, 24 de mayo de 2009

Un mal muy viejo en Santo Domingo

Confieso que opinar de la producción de agua potable y de energía eléctrica es un asunto reiterativo y creí que iniciándose el siglo 21, los dominicanos o quienes existimos desde Trujillo superaríamos esta terrible frustración. ¿Avanzamos, no avanzamos? ¿Dónde estamos?

El primer compromiso del Estado dominicano con la sociedad y de la sociedad con
el Estado ha de ser la solución definitiva del agua y la energía eléctrica,
independientemente de que constituyan asuntos premodernos, en un contexto global
de la posmodernidad. Y esto tiene que asumirlo cualquier gobierno de cualquier
partido político.


Por lo pronto, las autoridades gubernamentales deberían informarle al país, sin ánimo propagandístico, sin publicidad, pero con palabras sencillas y precisas, qué tipo de soluciones existen en procesos a un problema estructural. Identificar o presentar cuáles son las soluciones inmediatas, de mediano y las de largo plazo. A un problema estructural, solución estructural.
¿Cuántos acueductos se han sido construidos en el país, sus demarcaciones, su cobertura y la demanda que estarían satisfaciendo para una población que crece anualmente?
El sector agua potable podría presentarle al país un mapa, por ejemplo, donde quede identificado cada acueducto construido en los últimos 15 años, por poner una referencia. Si estamos hablando de construcciones en proceso, los recientemente construidos y los proyectos en atención a las demandas nacionales.
Lo mismo podría hacer el sector eléctrico. Díganle al país cuál es el nivel de desarrollo hasta ahora alcanzado respecto a la demanda nacional. Cuál es la capacidad instalada, su capacidad de respuesta, las condiciones físicas de nuestro parque energético. Qué tenemos, qué nos falta por tener y qué estamos haciendo para que lo faltante esté a un tiempo prudente.
Díganle al país, sin muchas palabras y con más imágenes, cuál es la composición de nuestro sistema eléctrico: empresas distribuidoras, empresas cobradoras, empresas productoras, sobre las hidroeléctricas. Y si no es mucho pedir, ¿cuál es y ha de ser por siempre el papel de la Superintendencia de Electricidad y de un organismo al que hacen llamar de protección al consumidor? ¿Son Edusur, Edenorte y Ede-este empresas estatales?
No tenemos que culpar, a estas alturas del juego, a ningún gobierno en particular. Ya nada de eso importa. Qué se hizo, qué se dejó de hacer, por qué no se hizo. Nada de eso importa. Es el pasado, y de pasados perfectos e imperfectos tenemos demasiado. La sociedad está agotada de mirar hacia atrás buscando a un culpable o de medir el tamaño de cualquier error.
Cuanto deberíamos de preocuparnos es de las soluciones. Qué estamos haciendo hoy para superar los males que hemos heredado o que estamos arrastrando desde que Cuca jugaba con bolas o desde el mismo momento en que Lilís decretó la prohibición de escupir redondo. A mí, en lo particular, no me interesa qué pasó, sólo tengo interés en qué y cómo lo haremos.
Presumo que nuestras autoridades están trabajando. Pero la percepción es otra. Y creo que el error consiste en concebir una gestión para la información cuando deberíamos construir una relación de confianza con el ciudadano y la sociedad desde una gestión de la información para la comunicación de la información con el ciudadano y la sociedad. Fortalecer la confianza.

miércoles, 20 de mayo de 2009

A diestra y siniestra

El encanto por la izquierda viene dejando a la derecha arrinconada en América Latina, precisamente cuando se nos ha hablado de la “crisis de las ideologías”, cuando cada vez menos, mucho menos, aparece un texto reimpreso de Lenin u otro de los clásicos, de aquellos que todos sabemos apasionó a generaciones de jóvenes de los sesenta y setenta.
Se podrá sostener que estamos en el umbral de revoluciones sin sangre en contra de un capitalismo, probablemente agonizante, dándole el paso a nuevas formas de socialismo o de Estado socialista. Todo es posible. Sin embargo, llama la atención la plataforma social que encarna al voto a favor de la tendencia hacia una nueva izquierda.
¿Cuál es la mayor aspiración del ciudadano que en América Latina ha respaldado con su voto a candidatos provenientes de la izquierda? ¿Ha votado a favor o en contra de situaciones que se arrastran progresivamente desde los años ochenta? ¿Se aspira a un cambio se sistema? ¿Se pone de manifiesto la decisión ciudadana en contra del sistema?
No quedo claro. Se observa un obvio disgusto por el manejo de los asuntos económicos; gestiones acusadas por la falta de transparencia o rendición de cuenta respecto al uso de las recaudaciones contra las demandas ciudadanas sobre los servicios básicos o, lo que es igual, la calidad de vida. Un reclamo históricamente insatisfecho (deuda social) en cuanto a energía eléctrica, agua, salud, educación, viviendas, transporte.
América Latina recoge en un retrato, con vista panorámica, el lento crecimiento de su inversión privada, el círculo vicioso de cada gestión gubernamental de incentivo a la inversión extranjera. El crecimiento, sin importarnos ahora si es neoliberal o de otra especie, se expresa casi en los mismos renglones, con raíces en una economía sustentada en el servicio y las remesas. Y una pobre capacidad para la generación de dólares.
Tantos años repitiéndose, ya en forma cíclica o en espiral, la historia de nuestros países latinoamericanos, y sintiéndose el ciudadano sin una redistribución de las riquezas a la altura de sus esperanzas, el dedo ha marcado con una cruz de condena a los partidos políticos tradicionales. La crisis, aparentemente del modelo de crecimiento económico, casi común a toda América Latina, viene reflejándose en el voto. Y el ciudadano ha salido a las calles a buscar soluciones políticas para una crisis de sus utopías, porque aún me siento inseguro de afirmar que todo voto por la siniestra va a favor de la eliminación definitiva de la diestra o del capitalismo. El voto expresa una esperanza de vida.
Si se recurre a un nuevo discurso, acompañado de posibles soluciones menos moderadas respecto a las aplicadas por las derechas derrotadas, induciríamos que la crisis del modelo de crecimiento económico adoptado en América Latina condujo a una crisis del quehacer político de los partidos conservadores o liberales, de derecha o centro izquierda o cual fuere su denominación. Por lo menos está en fase de radical cuestionamiento.
¿Qué hay detrás del voto que apela a la siniestra, condenando a la diestra?
Juzgando a priori, sin un recurso científico o academicista en que aferrarme, se me ocurre soltar la siguiente percepción: el ciudadano de América Latina busca un liderazgo político comprometido con sus esperanzas, sin importarle su derecha o su izquierda. Es la necesidad de reconstruir la confianza en el poder desde el poder individual del voto para sentirse relativamente estable, existencialmente seguro, con respuestas a su inmediatez de carácter primaria, en el cual confluyen lo moderno y la posmodernidad en sus relaciones sociales, económicas y estilos de vida.