Angel Barriuso. Opinión. Permítanme compartir algunas inquietudes respecto al desempleo, ocupación, desocupación. Falta de oportunidades y oportunidades que podemos aprovechar.
Muchas veces no vasta con la titulación en carreras universitarias, grados y posgrados o maestrías. Pareciera que los cambios experimentados en el mundo, repletos de alta tecnología, modernidad y postmodernidad, nos conducen hacia nuevos perfiles de los puestos laborales y de las carreras universitarias. Y es aquí cuando deberíamos rediscutir los números para interpretar el impacto de la economía versus crisis en la generación de nuevas plazas para los egresados de las escuelas de altos estudios y de los veteranos. O para lo que hoy están desempleados o perdieron la plaz. Su empleo.
¿Debemos de hablar de crisis? ¿De qué crisis? Quizás muchos estamos quedándonos atrás de los acontecimientos y revoluciones sistemáticas de las ingenierías del conocimiento adquirido para su aplicación como modo de vida de cada ciudadano. La gran revolución es la reingeniería de los conocimientos por estilos de vida que reflejan nuevas manera de producir riquezas. Un computador, de simple procesador de datos o palabras e igualmente un aparato telefónico, a través del cual sólo nos saludábamos, vienen transformándolo todo, absolutamente, desde el mismo momento en que se convierten en objetos de impacto en la economía de cualquier persona, capaces de transformar el “modus operandi” de una empresa, del individuo y de la sociedad.
¿Qué nos deja en las manos las nuevas tecnologías?
Pues un pasado, un presente y la navegación en el futuro inmediato. Tiempos en evolución sin momentos de descanso. Leer el libro, puedes oírlo en tanto trabajamos o hacemos cualquier otra tarea. Desde el celular, hablamos, grabamos, reproducimos vídeos, fotos, sonidos, nos conectamos. Y si desde mi celular puedo grabar una boda, un bautizo….entonces, ¿para qué contratar el servicio de un fotógrafo, si en tiempo real podré compartir con parientes y allegados cualquier ceremonia? Un computador portátil, y hasta el propio celular, es una oficina, una empresa a través de la cual moviliza economía, compro y vendo; participo en el mercado, actúo en calidad de consumidor e igualmente de proveedor, y desde cualquier lugar, desde cualquier rincón, un parque, una cafetería, con la evidencia de ahorrarme energía eléctrica, determinados costos.
He conocido amigos y amigas que de pronto me sorprenden con una tarjeta de presentación, representan empresas internacionales que forma fortuita la obtuvieron rebuscando en la Internet, matando el tiempo en un teclado. Es decir que las relaciones comerciales, industriales, productivas o financieras, giran hacia expresiones novedosas de participación y/o asistencia. Luego, el empleo cambia. El oficio es otro. El perfil laboral va teniendo otro carácter. El propio oficio del periodismo experimentará cambios tan dramáticos que posiblemente pierda interés como opción laboral.
Obviamente, en países como el nuestro, donde conviven formas modernísimas de ganarse la vida respecto de estilos antiquísimos, aún el empleo/desempleo es la manifestación pura y simple de una economía con poca generación de plazas por fallas estructurales, de una ingeniería clásica del crecimiento socioeconómico. No obstante, es tiempo, siempre, para repensarnos, para vislumbrarnos, para replantearnos los conocimientos como producción social del reciclaje e ir más allá del reciclaje. Ver la vida. Obvio, la medición del empleo y su calidad no es común a toda América.