Este es un cuento criollo, cuyo autor ignoro. Pero lo reproduzco por su estilo, sencillez. Una buena muestra. El tema ha dado origen a distintas narrativas, y siempre muy buenas.
Cuentan que en el principio existía sólo Ñanderú, el dios creador, que se había hecho a sí mismo. Lo primero que creó fue el lenguaje, las palabras y a otros dioses para que lo hablaran: cuatro parejas que iban a tener hijos también dioses.
Ñanderú tenía un bastón, y quiso que la punta engordara, de allí salió la Tierra.
Para que la tierra no se moviera demasiado creó cinco palmeras inmortales, que se ubicaron
en el Centro, el Este, el Oeste, el Norte y en el Sur.
Al cielo lo apoyó en cuatro columnas de madera iguales a su bastón. Luego creó animales y plantas, como el Colibrí, la Víbora y la Cigarra. Primero cubrió a la tierra con una selva continua. Pero luego agregó campos, con árboles y a la Langosta, que en donde apoyaba su cola desaparecían los árboles y crecía pasto, creándose llanuras. Terminado esto llegó la Perdiz que ocupó dicho lugar. Luego Ñanderú creó al Tatú que vivía debajo de la tierra.
Le siguió la Lechuza, dueña de la oscuridad.
Pronto aparecieron otros animales, los hombres y mujeres.
Hecho esto el Dios Creador volvió al Cielo y dejó a cargo de la Tierra a los otros dioses.
Como algunas personas eran buenas y otras malas, los dioses hicieron cambios, por esta razón mandaron un diluvio. La gente buena subió al cielo y los restantes se convirtieron en:
ranas, peces, etc.
Luego Ñanderú pidió a uno de sus hijos, Jakaira, que hiciera de nuevo a la tierra, éste asignó esa tarea a su hijo Pa-pa Mirí. Éste amasó a la Tierra, la llenó de árboles y nuevos animales y plantas. Hizo ríos, arroyos y piedras.
Un día lo llamó su madre y dejó las cosas como estaban, formándose las montañas, restos de tierra y piedras.