angel barriuso/ Una tv internacional
Los dominicanos necesitamos una televisión internacional. Los chinos lo han logrado y, de conformidad con mis gustos y criterios, lo hacen muy bien. Es de un contenido amplio, diverso, y siempre narrando el perfil de la China continental con su marca-país, marca-ciudad.
Cuba tiene en la programación de los canales por cables a Cuba Visión Internacional, y si bien no responde a un concepto de marca-ciudad, resulta interesante en cuanto proyecta a un país que renace, con una Habana atractiva, plena, para cualquier turista del mundo.
Contrario a los chinos, los cubanos deberían de mejorar sus noticias, pues aún la cargan de acontecimiento locales. Los chinos, muy a pesar de cualquier defecto interno o aspecto que podamos criticar de su país, dejan a la vista y oído de su teleauditorio, una imagen refrescante, y transmiten información de sus avances, de su desarrollo, de ciencia y tecnología, y es obvio atienden a una estrategia de comunicación bien concebida.
República Dominicana figura en la televisión satelital pero reproduciendo trozos de programas que evidentemente son contratos, acuerdos comerciales para “colgar” en el satélite a uno que otro espacio. Nunca ofrece una visión de país, de nación, de pueblo, de ciudad. No hay una perspectiva.
Hace unos años la televisión internacional española era muy buena. Hoy, no me gusta. Colocan en sus constantes emisiones de noticias acontecimientos que desdicen de la buena imagen que, como país, ciudad, deberían proyectar. Si quisiera visitar a España, y tendría que decidirme tras ver durante unos días su programación televisada, entonces declino, optaría por cualquier otro país.
La televisión española, la servida a través del cable y por satélite privados me parece sobrecargada de asuntos negativos, de noticias muy negativas. Afilan cuchillo contra su propia garganta.
De inmediato, la televisión internacional mejor concebida, de todas las que logro ver, desde la perspectiva de una comunicación de marketing, apuesto a la China continental. Hay buenas ideas, buen concepto, y saben qué quieren alcanzar. Y es una pena, insisto, que los dominicanos, con tanto que ofrecer como isla caribeña, desaprovechemos oportunidades excelentes y de bajo costo.