Ángel Barriuso / modelo económico
La declaración reciente de la Asociación de Industriales respecto del modelo de desarrollo es muy clara y comparto su preocupación, pero igualmente su percepción: Hay un momento de redefinición de los sectores productivos o, dicho de otra manera, los sectores productivos viven momentos de redefinición del modelo de desarrollo. ¿Cuál modelo? Es la pregunta de muchos, y con sobradas razones.
Por lo pronto, insisto en subrayar la observación sobre un mundo en el que viene experimentándose un cambio radical en el perfil del puesto de trabajo, del mercado laboral (la oferta y demanda del empleo) en un contexto de indetenibles avances tecnológicos. Y a lo cual entiendo debemos agregar una crisis de la forma de producción de riquezas en que se ha sostenido el actual esquema de globalización, es decir de “libre mercado”.
Nuestros países, sin ánimo de pretenderme experto en la materia, puesto que jamás lo soy, están obligados a replantearse aquel modelo promovido en América Latina en los años de los sesenta y setenta, de apoyo “a lo nuestro”, en el entendido de que cada uno de nuestros países tenía un gran potencial para auto-abastecerse de bienes y servicios e impactar como exportadores.
Lo ocurrido a partir de los años setenta es que nos convertimos exclusivamente en consumidores, es decir en elevar nuestra condición de importadores, de ahí a que escucháramos campañas o promociones en relación a “apoyar lo nuestro”, porque estuvimos abrazados a la sustitución de las importaciones. Se dirá, entonces, que hoy la realidad es otra debido a la interdependencia, y es una absoluta verdad, sin que se convierta en dudas afirmar que cualquiera de nuestros países, aún los isleños, estamos en condiciones de compartir nuestro potencial exportador en relación la necesidad de importar.
¿Qué aportaron los chinos continentales, lo mismo que Taiwán, Brasil, Chile, la India, Japón?
Demostrarse asimismo y al mundo su capacidad de respuesta en cuanto a producir bienes y servicios de competencias en los mercados internacionales. En consecuencia, ganaron un espacio en el mundo, y su inserción nos dice que miremos hacia adentro en aras de recomponernos. En pocas palabras, hay que replantearse nuestra capacidad competitiva en los mercados desde la necesidad de una revisión del papel del Estado en relación a la producción de bienes y servicios. Continuará en crisis la globalización tal cual la conocemos en clara señal de que el mundo está recomponiéndose, y somos parte del mundo.
¿Cuál fue el origen de “la crisis de la deuda externa” en los años setenta y ochenta?
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