Ángel Barriuso. Empleos
En estos días “me topé” con un viejo amigo vendedor de CDs de música “pirateada”, y estaba molesto porque vendía muy poco en comparación a diez y quince años pasados sin percibir mínimamente que su oficio experimentaba un cambio radical pues iba decreciendo en forma significativa su oferta respecto de la oportunidad que tiene hoy cualquier persona de obtener un menú de música gratis mediante un recurso igualmente gratuito: la autogestión y sin salir a la calle.
En un celular cualquier ordenamos la música a nuestro gusto, y quienquiera nos copia o nos reproduce uno de sus archivos, es decir lo que antes pudo llamarse “discoteca”. Y este simple detalle nos permite medir el cómo impacta social y económicamente sobre mi amigo el vendedor de CDs el desarrollo de la ciencia y la tecnología, puesto que su avance o progreso en igual proporción provoca la desaparición de distintos oficios, carreras universitarias, estudios técnicos. Asistimos a nuevas formas de producción social de los empleos o maneras de ganarnos la vida.
Uno de los factores de crisis en cualquier parte del mundo, más que políticas públicas o negligencias verificables de los gobiernos, radica precisamente en los avances tecno científicos. Y nos preguntamos, ¿cuántas personas empleaban la industria automovilística estadounidense en los años cincuenta o a mediados del siglo XX en comparación al día de hoy? Sin necesidad de usar una taza para leer el presente o el futuro nos daremos cuenta de la realidad: cada vez menos, por la robotización o sustitución del humano en determinados procesos productivos.
Cada día veremos el cierre de negocios dedicados al alquiler de películas pero igualmente cines, y ocurrirá esto jamás por culpa de políticas económicas particulares o generales. Desde cualquier computador personal tenemos cine, y sin costo alguno. Amigos tengo que reacondicionan su área de visita (sala), instalan equipos amplificadores y en la pared proyectan filmes en líneas (internet).
En algunos reportes de prensa internacional sobre el consumo por edad u ofertas del mercado regularmente destacan que la población joven está en menos condiciones de hacer las compras que quisiesen por la falta de empleos. Son los mayorcitos (más de cuarenta años) quienes disfrutan de ingresos fijos y de la alta tecnología, segmentos de la población pocas veces esperados. ¿Qué ocurre? ¿Una distorsión del mercado? Posiblemente remanentes de viejos perfiles del puesto.
Hoy se nos habla de una crisis del perfil para los puestos o plazas. Están variando las condiciones, los requisitos, la tipología del puesto vacante. Obvio, aún continúan y seguirán por largo rato carreras técnicas y científicas consideradas convencionales; pero dentro de este renglón de lo tradicional o convencional podremos apreciar cambios significativos. Es la crisis del empleo. Bueno, echemos una ojeada a las empresas de zonas francas instaladas en RD, y notaremos los cambios.
Sin embargo, queda por delante una reflexión, ¿qué pasará con la masa laboral en aumento en una estructura económica incapaz de generar los empleados demandados por segmentos poblacionales? ¿Qué es lo que ha hecho crisis? ¿Es la falta de empleos un reflejo espontáneo de “crisis económica”? ¿Qué podríamos entender hoy por “crisis económica”? ¿Por dónde comenzamos la revisión?
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