lunes, 8 de marzo de 2010

Sobre el futuro del periodismo


En estos días, el amigo Lauterio Vargas publicó su libro "Huellas de El Siglo", en el cual relata su paso por el desaparecido periódico El Siglo, que en su momento fue el más moderno de República Dominicana: calidad informativa, de impresión, fotográfica, tecnología, en formato estandar. Surgió, si no mal recuerdo, en 1981 y pocos años después cerró. En nuestro país hubo un gran movimiento respecto a la ralación de propiedad de los medios de comunicación (mcs) cuando el sector bancario optó por la apropiación de estos en forma masiva, y muy pronto -por una razón u otra- entró en crisis. Pues Lauterio, un periodista joven, de la generación de los noventa, nos deja este texto de más de 200 páginas, una especie de memoria. El prólogo que le escribí es el siguiente:
"El periodismo es un oficio apasionante. Su ejercicio es hoyar, tratando de descubrir, siempre, qué cosa hay en el fondo. Pocas veces nos recostamos conformes, pues hay un olfato, una intuición que continúa incidiendo en nuestras decisiones, y cuando perdemos las emociones de su práctica social en la producción de la información y en sus resultados entonces hemos dejado de ser periodistas. Y subrayo pasión, emoción.
Claro, contrario a la comunicación, el periodismo es racional. Todo cuanto hacemos es en torno al dato, a un dato, y hasta con una licencia para especular pero con un objetivo bien claro: la noticia. Y repito aquí lo que otros, con mucha razón, han expresado, en el sentido de que el periodismo es la construcción de un presente, muchas veces desde la reconstrucción del pasado, para tejer una historia. Cronistas desde lo cotidiano para el día a día. Es la historia viva, aquella que será y deberá ser analizada o reservada para los historiadores. Tal vez una misma misión pero con dos visiones de los hechos, tomando la palabra con la palabra. Con vocación para interpretar y analizar los momentos, y refrescar la memoria. El historiador nos devolverá el pasado, el periodista hará del presente un pasado en movimiento para que exista desde la perspectiva del historiador.
El autor de esta obra, sencilla, relata episodios que nos dejan detrás de cada línea el sabor de las experiencias común a cualquier periodista en cualquier parte del mundo; solo que en poquísimo tiempo, Lauterio Vargas optó por contarnos una travesía desde una empresa periodística para reflejarnos una realidad cual espejo a través del cual vemos cómo un joven electricista comenzó a cambiar los voltios por el manejo de datos cual cables de un tendido eléctrico que cree abandonó.
Quienes en algún momento de su vida nos dieron sus memorias lo hicieron desde sus mansas canas, no así este joven periodista joven. Deja sus huellas para alertar a quienes se inician en esta carrera a los fines de evitarnos tropezones e innecesarias fatigas por dejar de comprender su medio ambiente. Todos somos una especie de esponja, y en determinados momentos estamos obligados a exprimirnos, unos antes, otros tiempos después, y habrá casos en que terceros tendrán la tarea de hacerlo por nosotros cuando ya estemos muertos. Lauterio Vargas comenzó ahora, y mis felicitaciones."
En la presentación del libro llamé la atención de las escuelas de Comunicación de nuestro país en el sentido de que debe producirse una reflexión en torno a la necesidad de modificar su oferta curricular, su contenido, porque el desarrollo y/o evolución tecnológica está provocando la desapareción de distintos oficios, y el periodismo -estimo- entrará en una fase de cambio brutal, y aunque hoy ignoremos qué ocurrirá con esta práctica, posiblemente el periodismo, tal cual lo conocemos hoy, será muy diferente. Nuestras escuelas siguen organizadas y operando bajo criterios tradicionales, cual si el papel fuese actualmente el único instrumento para la difusión de un texo periodístico. La simple aparición del celular/móvil nos coloca de cara a nuevas perspectivas del futuro de la comunicación y de la información. Precisamente, el título del libro de Lauterio nos permite una doble interpretación: es la huella de un periodista y es la huella de un tipo de periodismo que posiblemente esté siendo superado, porque se trata de las huellas del siglo XX y el camino del siglo XXI será hecho al andar, como ya lo dijo el poeta Machado, caminante no hay camino, se hace camino al andar.

lunes, 1 de marzo de 2010

Un rock an roll en las yerbas

Angel Barriuso / versión en proceso de corrección /cuento

Para que hagamos el amor tienes que besarme, le dijo el hombre al otro hombre. Uno de ellos es joven, tal vez con 24 años. Si no me besas no te pago, le dijo el más viejo. Solos, ambos, en un cuarto pequeño de un hotelucho de factura china. Y entonces me contó sobre las diferencias de besar a una mujer, que la espalda de los hombres es áspera, que lo quieren todo, cual mujeres bonitas, que lo acaricien, que aquello y que lo otro.
- A principio es difícil, luego te acostumbras.
- ¡Qué te acostumbras!
- Pienso que si, porque al final el placer sigue siendo un placer. Supongo que es lo mismo. Puede ser algo así como la misma vaina.
- Sí, pero en una tú sales y en el otro tú entras. ¿No te parece? ¡No creo que pueda uno acostumbrarse! ¿Lo abrazaste como si fuera una mujer?
Él había abandonado sus estudios en el Liceo Paraguay. Corrían los años setenta. No se a quién conoció ni de sus juntillas. Su cambio fue notorio. Seguí siendo su amigo muy a pesar de que todos se alejaron de aquel muchacho. Su madre, ya muy vieja, cosía, era modista, un oficio del barrio para sobrevivir a duras apenas. Cuando abandonó aquel hotelucho chino ya había hecho el amor con el hombre de hablar pausado, con las delicadezas en sus ademanes de una falsa mujer. Yo le llamaba “Jabao”, a mí me decían “Caco de Erizo”, porque cuando me pelaba bajito, el pelo rizo se erizaba.
Yo apenas cumplía 18 años, y él quiere enseñarme la vida. Su otro mundo comenzó con el consumo de unas pastillas que llamó “toquilón”, que muy pronto cambió por la marihuana, hierba que alternaba con cáscara de guineo, ya seca, puesta al sol, que molía para prepararse un cigarrillo barato. El “toquilón” lo enloquecía. Le transformaba los ojos, se les volvían cristalinos, transparentes, lagrimosos. Y se creía bailarín y cantante, siempre con palabras en inglés, “en el inglés de discos”. Era un fanático del rock an roll de los cincuenta y de los sesenta: Chuck Berry, Little Richard, Aretha Franklin (la Lady Soul). Se entristecía al hablarme del “día que murió la música”, cuando en un accidente de aviación murió Buddy Holly, pero también Ritchie Valens y Big Bopper, tragedia llevada al cine en una película sencillamente melancólica. Y Richie Valens fue nuestro preferido. Muy jóvenes desaparecieron en medio de una fama que iba en aumento.
En su casa conocí los LPs de los más famosos del rock and roll. Yo seguía a Cortijo, con Ismael Rivera y su perfume de rosas, a Cucho Avellanet y su magia blanca tú eres, a Paul Anka en cualquiera de sus canciones o a los Plateros, hasta que Radio-Radio inició su programa vespertino “la nueva ola”, rock and roll en español: Enrique Guzmán, Sol Ye-Yé, Palito Ortega, Alberto Vásquez. Eran otros tiempos, otra música. A ambos nos gustaba “La casa del sol naciente”, una canción en inglés y en español.
Hay un lugar en la ciudad Por donde sale el sol Y nací entre el llanto y dolor En la miseria y sin amor Mi padre no lo recuerdo Jamás lo conocí Mi madre no era buena y se fue Dejándome a sufrir Yo solo siempre e estado o ooo.. Nadie me espera allí Cargando cosas para vivir así hasta morir Oh madre dile a tus hijos Que no hagan lo que yo Perdido en la ruina pecado y dolor En la casa donde sale el sol Hay un lugar en la ciudad Por donde nace el sol Y nací entre el llanto y dolor En la miseria ...
Jabao cayó preso y estuvo en La Victoria durante un largo mes. Había robado junto a una cuadrilla de difícil tratamiento personal por sus aventuras y reincidencias. Algunos de estos cacos vivían en La Yaya, parte atrás. Cuando volvió a las calles era un muchacho adelgazado, medio envejecido, con una mirada apagada, taciturna. La dicha le duró poquísimo. Al segundo sábado de su libertad corrió la noticia como pólvora: quemaron al Jabao, le echaron encima un caldero de aceite caliente. Y en efecto, así ocurrió. Enamoró a la dueña de una freiduría y la habría molestado tanto que la mujer, enfadada o posiblemente atemorizada, le arrojó sobre su cuerpo la sartén llena de aceite caliente, muy caliente. Y este muchacho corrió por las calles sin rumbo alguno.
- Estaba loquísimo, viejo. Me di un par de “toquillones”.
- Y…¿cómo te sientes? ¡Una quemá de ese tipo debe ser la del diablo!
- Viste la vieja, ¿cómo está élla?
- Tu mamá está bien. Es la gente la que habla mucho. Tu mamá sigue con su máquina de coser que ni mira para arriba. Sabes más que yo cómo es.
-No sabía lo que estaba haciendo. Nada más recuerdo que quise ponerle la mano por detrás y luego sentí un calentón. Salí corriendo sin darme cuenta que dolía. Cuando uno está “elevao” todo lo vemos bueno y buenísimo. Tú no sabes de eso. Es una maldita vieja pero la vi buenísima, con un buen follón.
El Jabao quiso manosear a la vieja de la freiduría. Hay gente que al salir de la cárcel desmejora. Su conducta se vuelve un desastre, y al parecer esto estaba ocurriéndole a mi amigo. Lo que se dijo en la calle, él me lo confirmó: había tenido relaciones sexuales involuntarias con hombres de la cárcel. Y claro, habrá salido sin ninguna moral ni decencia, quizás lleno de apariencias, como cuando en medio de la oscuridad llevamos una mano en el bolsillo para hacer creer que vamos armados. Ya no era el mismo hombre de andar rápido y medio juguetón. Era visto cabizbajo. Al salir del hospital me mostró su cuerpo desde la cintura para arriba. Parte del pecho, un trozo de la espalda y el cuello se notaban muy feos. Eran dos tipos de piel: la quemada, que mudó como una culebra, y la otra, medio oscura y manchosa. Y pensar que al hablar de los hombres con quienes se acostó por dinero, su principal queja fue la espalda, que describía con la vista fija en el suelo como algo “mentacoso, como una melcocha Y lo jodón es besar a un hombre. No es la misma lengua. Una mujer es otra cosa, viejo”. Estuvo enamorado de Juanita, una bonita evangélica a quien en ocasiones acompañó a la escuela nocturna del liceo Unión Panamericana. “Eso es diferente, Caco de Erizo. La tipa tabién, me gusta, nos gustamos. ¿Le ha visto el cabello, no te has fijado? Con tu cabello en mi hombro, diría Paul Anka, y yo se que esa canción te gusta. ¿Sabes que Paul Anka es de Canadá? Me lo creía de Estados Unidos, como Nueva York, negro y alto. El rock and roll es de negros, porque, mira, muy pocos blancos cantan bien o requetebién como lo hacen esos negros. Los blancos tienen la voz diferente y los negros como que encolan”. El dinero de los hombres lo gastaba en sus gustos y algunas veces en Juanita.
-La canción de Paul Anka no dice así. No es “con tu cabello en mi hombro”, es con tu cabeza en mi hombro…. Y entonces dentro de mí oí la canción, completa, en su voz original, mientras conversaba con mi amigo: “Tu cabeza en mi hombro, quiero yo tener siempre, acaríciame, cielo, si me quieres tú. Quiero tener tus labios, demuestra que me quieres, un beso tuyo, nena, de dudas me sacará. Quiero ver, si es verdad, que amor nunca existió, quiero saber, si no es verdad, que a ti yo te interesé. Tu cabeza en mi hombro me dirá ahora, nena, lo que siempre he dudado, que me quieres de verdad. Tu cabeza en mi hombro, me dirá ahora, nena, lo que siempre he dudado, que me quieres verdad, tu cabeza en mi hombroooo”.
-Se que no dice así, es que tengo que ponerla como me cuadre, viejo.
Casi quedo convencido de que mi amigo saldría del hospital como un hombre hecho y derecho, porque a quien le queman el pecho y media espalda con aceite bien caliente, cual bofe en una paila, es para que jamás se equivoque. A la vieja, nada le hicieron. A los adictos, nadie los quiere. Y el Jabao es un buen tipo, es un buen amigo. ¿Qué buscaba? ¿Qué yo nunca repitiera sus errores? ¿Compartir sus andanzas? ¿Desahogar conmigo sus penas o desdichas? Lo ignoro. Pronto volví a verlo próximo al liceo donde estudiaba la novia. De muy mal aspecto, medio borracho o drogado. Tal vez una cosa o las dos cosas. Me sentí apenado, triste, dolido, avergonzado. Recordé a Caquito, un morenito, atrapado en mayúscula situación, de quién se burlaron muchas veces porque de buen vestir pasó a lo peor y andaba las calles de un lado a otro medio despistado porque presuntamente “una nota” lo dejó fuera del mundo real, nunca recuperó la sintonía con la realidad. Habría consumido demasiada marihuana, aunque el rumor es que “ligó” la yerba con pastillas.
-Si no comes bien no puedes ni fumarse un tabaquito, me comentó Kilo, el hijo de Tatica. Hay que comer bien porque hasta el romo te pone loco.
¿Qué ocurrió con el Jabao aquella noche? ¿Lo habría dejado la novia? ¿No la vio? ¿Se fue con otro hombre? Nunca lo supe ni lo sabré. ¿Perdió el entusiasmo? Estuvo muy enamorado. Dos o tres veces a la semana salía a esperarla debajo de un incipiente flamboyán, sin bombilla alguna en todo su alrededor. Le basaba los dedos, le acariciaba las orejas, le besaba el cuello y si no veía nadie en la calle, le desnudaba el pecho. Se gozaban porque efectivamente Juanita se sentía bien con este muchacho. No había dudas de la pasión. El recorría su cuerpo sin que se le olvidara el camino. Y élla lo aceptaba complacida. Un día cualquier guardó su ropa interior. Es un recuerdo. Lo inexplicaba es que el Jabao desapareció, ni su vieja supo nada. He preguntada, y nada, absolutamente. Desapareció. Luego su madre, de rostro inexpresivo, y siempre con los pies sobre los pedales de la máquina de coser, seguía esperándolo, porque a él le gusta sembrar. Una matita de muchas hojas crecía en un tarro, y el Jabao la sacaba al patio para echarle agua, y volvía arrinconarla en la cocina. Y mientras, tiempo después, lo recuerdo mientras escucho en la radio precisamente a Aretha Franklin:
Uh check this out / All my friends have to ask if i'm shattered / i say the past is the past and it no longer matters / i've made my mind up, i can make it / i'll be fine even if i got to fake it / i'll keep survivin', ooh / Another night without you / another night night, i know i can get through / another night, it's only / another night, i won't be lonely another night / another night, it ain't much / another night without your touch…. Algo así como que todos mis amigos tienen que preguntar si estoy destrozado / yo digo que el pasado es el pasado y ya no importa / He hecho mi mente, puedo hacerlo / Voy a estar bien, incluso si tengo que fingir / Seguiré súper divino/ ooh / Otra noche sin ti / otra noche, sé que puede / otra noche, es sólo / otra noche, no voy a estar solo / Otra noche / otra noche / otra noche, no es mucho / otra noche sin su toque. ….

martes, 23 de febrero de 2010

La reforma constitucional

Cuando todos tengamos la oportunidad de leernos y releernos la nueva Constitución posiblemente encontraremos razones para defenderla o, por lo menos, para promoverla aunque con timidez o reservas. A alguien le corresponderá la tarea de modificar la percepción ciudadana respecto de que este no el texto esperado, que alteraron la consulta popular y de que habrían eliminado tantas cosas que la le quitaron los pies y los brazos.
Probablemente este nuevo documento constitucional necesitará de mayores argumentos para convertirlo en la propuesta ideal, que pueda satisfacer el apetito de quienes defienden la idea de una constituyente. Sin embargo, comparto plenamente lo externado por el señor Eduardo Jorge Prats: ver la reforma constitucional como un comienzo y nunca como un resultado final. Es una visión sabia, pues recomienda una pedagogía ciudadana, construir ciudadanía desde su discusión y aplicación.
El agua aún es turbia, muy turbia, y pareciera que dos señores de la oposición, Milton Ray Guevara y el propio Jorge Prats, se quedaron solos enfrentando, desde una aparente minoría, a una rabiosa mayoría, lo cual es admirable y dice mucho de cuán convencidos están en relación a la movilización social y política para debatir modificaciones a la Constitución. En un país donde nadie cree en nada ni en nadie, donde estamos perdiendo la fe hasta en sí mismos, es loable la labor emprendida.
Tenemos un nuevo texto constitucional que circulará con muy poco crédito a su favor, que sin dudas tiene saltos cualitativos de la misma manera que encontraremos mandatos, normas, que quisiéramos borrar para siempre, que nadie, absolutamente, reivindicará.
No obstante, insisto en verla con el criterio filosófico de Jorge Prats, como un gran inicio, consciente todos de que posiblemente podemos lograr mucho más, y tal vez en poquísimo tiempo se querrá hacerle cambios; y lo importante parea mi es la conciencia social de qué país queremos y a qué ciudadanos aspiramos.

lunes, 8 de febrero de 2010

El gordo y el flaco

[Cuento. Texto completo] Anton Chejov

En una estación de ferrocarril de la línea Nikoláiev se encontraron dos amigos: uno, gordo; el otro, flaco.
El gordo, que acababa de comer en la estación, tenía los labios untados de mantequilla y le lucían como guindas maduras. Olía a Jere y a Fleure d'orange. El flaco acababa de bajar del tren e iba cargado de maletas, bultos y cajitas de cartón. Olía a jamón y a posos de café. Tras él asomaba una mujer delgaducha, de mentón alargado -su esposa-, y un colegial espigado que guiñaba un ojo -su hijo.
-¡Porfiri! -exclamó el gordo, al ver al flaco-. ¿Eres tú? ¡Mi querido amigo! ¡Cuánto tiempo sin verte!
-¡Madre mía! -soltó el flaco, asombrado-. ¡Misha! ¡Mi amigo de la infancia! ¿De dónde sales?
Los amigos se besaron tres veces y se quedaron mirándose el uno al otro con los ojos llenos de lágrimas. Los dos estaban agradablemente asombrados.
-¡Amigo mío! -comenzó a decir el flaco después de haberse besado-. ¡Esto no me lo esperaba! ¡Vaya sorpresa! ¡A ver, deja que te mire bien! ¡Siempre tan buen mozo! ¡Siempre tan perfumado y elegante! ¡Ah, Señor! ¿Y qué ha sido de ti? ¿Eres rico? ¿Casado? Yo ya estoy casado, como ves... Ésta es mi mujer, Luisa, nacida Vanzenbach... luterana... Y éste es mi hijo, Nafanail, alumno de la tercera clase. ¡Nafania, este amigo mío es amigo de la infancia! ¡Estudiamos juntos en el gimnasio!
Nafanail reflexionó un poco y se quitó el gorro.
-¡Estudiamos juntos en el gimnasio! -prosiguió el flaco-. ¿Recuerdas el apodo que te pusieron? Te llamaban Eróstrato porque pegaste fuego a un libro de la escuela con un pitillo; a mí me llamaban Efial, porque me gustaba hacer de espía... Ja, ja... ¡Qué niños éramos! ¡No temas, Nafania! Acércate más ... Y ésta es mi mujer, nacida Vanzenbach... luterana.
Nafanail lo pensó un poco y se escondió tras la espalda de su padre.
-Bueno, bueno. ¿Y qué tal vives, amigazo? -preguntó el gordo mirando entusiasmado a su amigo-. Estarás metido en algún ministerio, ¿no? ¿En cuál? ¿Ya has hecho carrera?
-¡Soy funcionario, querido amigo! Soy asesor colegiado hace ya más de un año y tengo la cruz de San Estanislao. El sueldo es pequeño... pero ¡allá penas! Mi mujer da lecciones de música, yo fabrico por mi cuenta pitilleras de madera... ¡Son unas pitilleras estupendas! Las vendo a rublo la pieza. Si alquien me toma diez o más, le hago un descuento, ¿comprendes? Bien que mal, vamos tirando. He servido en un ministerio, ¿sabes?, y ahora he sido trasladado aquí como jefe de oficina por el mismo departamento... Ahora prestaré mis servicios aquí. Y tú ¿qué tal? A lo mejor ya eres consejero de Estado, ¿no?
-No, querido, sube un poco más alto -contestó el gordo-. He llegado ya a consejero privado... Tanto dos estrellas.
Súbitamente el flaco se puso pálido, se quedó de una pieza; pero en seguida torció el rostro en todas direcciones con la más amplia de las sonrisas; parecía que de sus ojos y de su cara saltaban chispas. Se contrajo, se encorvó, se empequeñeció... Maletas, bultos y paquetes se le empequeñecieron, se le arrugaron... El largo mentón de la esposa se hizo aún más largo; Nafanail se estiró y se abrochó todos los botones de la guerrera...
-Yo, Excelencia... ¡Estoy muy contento, Excelencia! ¡Un amigo, por así decirlo, de la infancia, y de pronto convertido en tan alto dignatario!¡Ji, ji!
-¡Basta, hombre! -repuso el gordo, arrugando la frente-. ¿A qué viene este tono? Tú y yo somos amigos de la infancia. ¿A qué viene este tono? Tú y yo somos amigos de la infancia, ¿a qué me vienes ahora con zarandajos y ceremonias?
-¡Por favor!... ¡Cómo quiere usted...! -replicó el flaco, encogiéndose todavía más, con risa de conejo-. La benevolente atención de Su Excelencia, mi hijo Nafanail... mi esposa Luisa, luterana, en cierto modo...
El gordo quiso replicar, pero en el rostro del flaco era tanta la expresión de deferencia, de dulzura y de respetuosa acidez, que el consejero privado sintió náuseas. Se apartó un poco del flaco y le tendió la mano para despedirse.
El flaco estrechó tres dedos, inclinó todo el espinazo y se rió como un chino: "¡Ji, ji, ji!" La esposa se sonrió.
Nafanail dio un taconazo y dejó caer la gorra. Los tres estaban agradablemente estupefactos.

martes, 2 de febrero de 2010

Hacia un nuevo periodismo?

Quisiera pensar que estoy errado, pero percibo que la carrera periodística, tal cual la conocemos hoy, independientemente del periodismo digital, está en proceso de transformación, y me parece que podría desaparecer, muy a pesar de la necesidad del servicio informativo o de estar informados. La Internet, como tal, viene produciendo cambios radicales en los comportamientos humanos respecto a sus oficios tradicionales y supongo que muchas formas de ganarnos la vida han ido desapareciendo con este nuevo instrumento. A principio creíamos que la Internet era un libro abierto para la consulta ciudadana, una especie de pista de aprendizaje, de información y de conocimientos. Hoy siento que se trata de una tecnología suficientemente poderosa a través de la cual se produce, con igual magnitud, una nueva revolución tecnológica, con dimensión en la ciencia, y los veremos con pocos días cuando tengamos en nuestras manos las más modernas herramientas de la digitalización, de las computadoras de nueva generación y sus respectivos progrmas. No hay marcha atrás, es otro lenguaje, otra forma de comunicarnos, de trabajar la palabra, de construcción de nuestras formas de expresarnos, de manifestación del pensamiento. Al periodismo y las escuelas de periodismo les queda un solo camino: un cambio radical. Si bien se discute sobre la sobrevivencia de los periódicos y revistas, conforme avanza o evolucionan las computadoras y sus programas hoy pienso que hasta los periódicos, revistas o cualquier diario digital podrían desaparecer debido al desinterés del ciudadano, de los usuarios de la Internet. No tengo una bola de cristal para adivinar el futuro del periodismo, pero no lo veo claro...

viernes, 22 de enero de 2010

Libros gratis, digitales, cuentística dominicana

El amigo Aquiles Julián, escritor y publicista, y quien viene desarrollando una labor extraordinaria mediante su inciativa de distribución gratuita de libros digitales (versión PDF), anuncia que en los próximos días comenzará el envío de una muestra de la cuentística dominicana, con los primeros diez, desde Fabio Fiallo a Pedro Peix, e irá periódicamente enviando otros dedicados a mostrar el género.
Durante muchos años la poesía fue el género de mayor fuerza en nuestro país (República Dominicana), y hay una excelente producción con autores como Alexis Gómez (que ha incursionado con éxito sobresaliente también en la cuentística), José Mármol, Víctor Bidó, José Enrique García, César Zapata, Plinio Chaín, Basilio Belliard, Soledad Alvarez, Mateo Morrison, Jeannette Miller, Adrian Javier, Ángela Hernández, Tony Raful, Cayo Claudio Espinal, Martha Rivera, Tomás Castro, Juan Freddy Armando, René Rodríguez Soriano, Miriam Ventura, Dionisio de Jesús, Manuel García Cartagena y otros poetas de gran valía que aportan sus talentos en este género.
Pero en este momento el cuento dominicano es el género de mayor expansión en cantidad, calidad y proyección. Esta selección primera trae los cuentos de diez autores: Fabio Fiallo, Juan Bosch, Hilma Contreras, Virgilio Díaz Grullón, Marcio Veloz Maggiolo, Miguel Alfonseca, René del Risco Bermúdez, Bonaparte Gautreaux Piñeyro, José Alcántara Almánzar y Pedro Peix.
Son los diez primeros, faltan muchísimos autores de igual valía y excelencia, admirados y apreciados por mí, como Armando Almánzar Rodríguez, Arturo Rodríguez Fernández, Roberto Marcallé Abréu, Diógenes Valdez, César Zapata, Rafael Peralta Romero, Ángela Hernández, Ramón Marrero Aristy, José Rijo, Nestor Caro, Rubén Echavarría, Efraím Castillo, J. M. Sanz Lajara y muchísimos más, brillantes, extraordinarios.
Quien desee recibir estos textos digitales puede dirigirse a la siguiente dirección ciensalud@gmail.com , y, de parte nuestra, felicitar a don Aquiles Julián.

martes, 12 de enero de 2010

Información y cautela

Un terremoto de alta intensidad afectó a Haití, nuestro vecino, y siendo una misma isla en el Caribe, pudimos sentirlo con fuerza en nuestro territorio. Inmediatamente circularon las informaciones oficiales y extraoficiales, más que el impacto en Haití o en cualquier ciudad dominicana, lo que sobresale es la alerta emitida por una oficina especializada y autorizada de los Estados Unidos sobre un tsunami que afectaría a la isla, lo mismo que a las Bahamas y a Cuba. Pocas líneas tiene el despacho oficial. Y otro elemento se destaca: que la mayor cantidad de informaciones publicadas sobre el particular aparecen en blogs. La información sobre el sismo evolucionó en términos periodísticos, no ocurrió así en cuanto al tsunami. Un diario de circulación nacional coloca en su titular que descartan su posibilidad, sin que aparezca en el cuerpo de la historia nada que lo justifique. La información hay que darla con suficiente claridad, precisión y lo menos especulativa posible, y mucho más cuando se trata de fenómenos naturales. Todo acontecimiento provocado por la naturaleza es una amenaza a la vida humana, animal y vegetal. En estos casos, la información que suministramos o suministremos debe ser vista como un servicio al ciudadano. Por esto creo en la cautela, en la prudencia. En este sentido felicito a la periodista Alicia Ortega, a quien vi apresurarse para ir al ritmo de los acontecimientos a través de su espacio informativo en un canal del cable, sin embargo su inquietud era informar para evitar alarmas, la imprudencia, y mucho más cuando se habló de la posibilidad de un tsunami. A continuación copio sugerencias de páginas especializadas sobre el qué hacer ante tal evento:

¿QUÉ HACER FRENTE A UN TSUNAMI?

a) Si vive en la costa y siente un terremoto lo suficientemente fuerte para agrietar muros, es posible que dentro de los veinte minutos siguientes pueda producirse un maremoto o tsunami.
b)Si es alertado de la proximidad de un maremoto o tsunami, sitúese en una zona alta de al menos 30 mts. sobre el nivel del mar en terreno natural.
c)La mitad de los tsunamis se presentan, primero, como un recogimiento del mar que deja en seco grandes extensiones del fondo marino. Corra, no se detenga, aléjese a una zona elevada, el tsunami llegará con una velocidad de más de 100 Km/h.
d)Si Usted se encuentra en una embarcación, diríjase rápidamente mar adentro. Un tsunami es destructivo sólo cerca de la costa. De hecho a unos 5.600 mts. mar adentro o a una altura mayor a 150 mts. sobre el nivel del mar tierra adentro Ud. puede considerarse seguro.
e)Tenga siempre presente que un tsunami puede penetrar por ríos, quebradas o marismas, varios kilómetros tierra adentro, por lo tanto hay que alejarse de éstos.
f)Un tsunami puede tener diez o más olas destructivas en 12 horas; procure tener a mano ropa de abrigo, especialmente para los niños.
g)Tenga instruida a su familia sobre la ruta de huida y lugar de reunión posterior.
h)Procure tener aparato de radio portátil, que le permita estar informado, y pilas secas de repuesto.