Angel Barriuso/la información
Se preguntará usted, ¿qué informamos? ¿Cómo lo hacemos? Y es bien fácil. Por ejemplo, cuando vayamos a reconstruir las calles o aceras de nuestro municipio, ¿qué es lo correcto? Decirle al ciudadano que a partir de la fecha tal serán reconstruidas las calles y aceras de tal zona, y que tal obra será ejecutada con los recursos municipales (de los impuestos que pagamos, de un préstamo) y ofrecer la mayor cantidad de datos para que nosotros, como ciudadanos, conozcamos de su beneficio y de la transparencia en el manejo de los recursos públicos, del bien público.
La tendencia es a levantar obras públicas sin ningún tipo de explicación al ciudadano, y cuando actuamos de este modo estamos desconectándonos del munícipe, nos aislamos innecesariamente.
Un día cualquiera salgo de mi casa y me encuentro con la reconstrucción de la acera. Nadie me había dicho nada, y la obra posiblemente va en beneficio directo, que estaré recibiendo del municipio. Pero, ¿cuál es mi reacción más inmediata? Molestarme con la alcaldía, maldecirla, porque en términos inmediatos me provoca un desorden, una alteración en mi rutina, en mí día a día. Luego, estaré rechazando una obra que va en mi beneficio, en mi calidad de vida.
He ahí fallos en el suministro de la información al ciudadano. Un fallo comunicacional, del pleno ejercicio de la comunicación de una información que, precisamente, contribuye a incomunicarnos con el munícipe, con el ciudadano. Muchas cosas aparentemente tontas nos perjudican, y es que nos creemos, desde el poder, con la plena facultad para desbaratar, descomponer y/o recomponer sin comunicarnos con nuestros gobernados. La relación Estado-sociedad.
¿Le ha ocurrido a usted como funcionario público? Empresas privadas lo hacen muy bien, y no tengo porqué decir, por el momento, algunos nombres. Son empresas de servicios, venden un servicio, y cada vez que hay novedad, innovación, nuevos planes, fallas posibles del servicio, rápidamente se “comunican” con sus clientes, sus abonados, porque requieren el mantenimiento del contacto con sus relacionados. Comunicación de la información, informan, se comunicación, dialogan, y muchas veces esperan respuesta de sus clientes. Es importante todo esto.
La tarea de informar es fácil, pero tenemos que asumirla como un deber, porque el ciudadano/munícipe tiene el derecho a estar informado de que hacemos del bien público. Es la información de una gestión para la gestión de la comunicación, y gestionando la comunicación para mantener informado a nuestros ciudadanos, nuestros munícipes, fortalecemos las relaciones entre gobernados y gobernantes. Nuestro poder obedece al ciudadano.
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