viernes, 14 de octubre de 2011

La reforma fiscal integral

Ángel Barriuso Es una pena que en nuestro país resulte tan difícil dialogar sobre algunos temas en momentos electorales o de campaña presidenciales, porque mientras en el Congreso Nacional estudian la propuesta sobre una Estrategia Nacional de Desarrollo, Daniel Toribio, en su calidad de Ministro de Hacienda, trató de atajar el camino introduciendo un punto capital: una reforma fiscal integral que nos deje en plena libertad de jamás volver sobre lo mismo, es decir superar el “parchismo”. La palabra “parchismo” es inexistente razón por lo cual habría que definirla como parte del buen criollo según la cual es la idea o la lógica de actuar pegando un parcho sobre el otro parcho, y un parcho vendría, por uso en la calle, de parche, por su acción correctiva o la creencia de corregir. En materia de política fiscal me parece que el Estado dominicano viene comportándose cual cuerpo medieval, es decir aplicando acciones de carácter feudal. Toda lógica fiscal, a mi manera de ver en mi calidad de simple ciudadano, ha de conducirnos hacia un incentivo al capital, igual a decir: la política fiscal de un Estado para un país en progreso debe facilitar la producción de riquezas; más que una penalización por crear empleos, ha de ser un incentivo como medida eficaz contra el desempleo. Guardar dinero para ponerlo a descansar en una caja de ahorro es peor, mucho más dañino que los dineros colocados a título de inversión en tierras puestas a producir, en bienes raíces para reducir el déficit habitacional, en fábricas o industrias, en el turismo, en la producción de alimentos, es decir en bienes y servicios. Si el dinero puesto a producir recibe tantos impuestos sean necesarios en base a una “presión tributaria” ideal, una economía de mercado, cual fuere su apodo, queda troncha. ¿Significa eliminar los impuestos o gravámenes? No, imposible. Comparto plenamente una reflexión del economista Andy Dauhajre cuando se preguntó cuánto nos cuesta el Estado que queremos, a lo cual agrego cuánto nos cuesta echar al país hacia delante a través de un plan de desarrollo nacional consensuado, bajo el compromiso de todos los sectores nacionales, sin importar la bandería política, con unos tiempos precisos para a partir de lo cual determinar o decidir una política fiscal del Estado dominicano, útil a cualquier gobierno. Si montar una empresa me cuesta mucho más de lo que aspiro ganar, como negocio al fin, entonces no tiene sentido invertir. Si los impuestos que debo pagar sobrepasan toda iniciativa para la inversión privada, tampoco tiene sentido invertir y, en consecuencia, decidirme en invertir es verme tentado, por necesidad de sobrevivencia, a actuar impropiamente evadiendo al fisco. Insisto, lamento que la propuesta del licenciado Toribio la echáramos a un lado. Es el punto vital de la agenda de hoy, y el país tiene que aprender a sobreponerse a los procesos electorales.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Plan contra la prensa en RD?

No creo que haya un plan gubernamental en contra de la prensa. Acontecimientos aislados provocados por funcionarios con gran capacidad reactiva, posiblemente muy sensibles a las críticas u observaciones ciudadanas respecto de su actuación pública, los saca de su control y/o se muestran intolerantes; pero en modo alguno significa, por lo menos lo creo así, una postura oficial, una "línea política" o cosa parecida. He mi calidad de periodista he trabajado con personas de distintos niveles jerárquicos que ante cualquier eventualidad reaccionan con profesionalidad en cuanto a manejos de conflictos se refiere. Se administran sanamente, sin necesidad de atropella a nadie ni de insultar o molestarse. Asumen una actitud de obvia defensa pero racionalmente. He conocido a otros hipersensibles, incapaces de comprender el rol de la prensa en cualquier sociedad, la gestión de informar de hechos u acontecimientos y, en consecuencia, se entienden inmaculados. Mi postura, cuando he ocupado posiciones de defensoría de una imagen o comportamiento de cualquier empresa privada o institución pública es de que se reconozca y comprenda el derecho de la prensa a informar y el deber de la empresa o institución gubernamental de informar, rendir cuenta porque, por encima de todo, en lo que respecta a la administración pública, obedecemos al ciudadano, es quien vota a favor o en contra, es que aporta el dinero -vía impuestos- para que actuemos siempre a favor del ciudadano, de la sociedad. A los gobiernos y/o al Estado se va a servirle al país, a sus ciudadanos, a la sociedad, por y para el bien de todos, sin ninguna excepción, sin importar el color o símbolo de su partido. Ese ha de ser el principio. No vamos ni debemos ir a servirnos de nuestras funciones. Si usted, como funcionario público, organiza una campaña publicitaria, situación muy común, tiene que darse cuenta (respetar) que está utilizando dineros, bienes, públicos, y la principal defensa es al dinero jamás suyo, de todos. Por lo tanto, calidad pero a bajo costo, defendiendo un dinero que, por su función pública, le toca administrar sabiendo que debemos rendirle cuenta al país. En el caso de un funcionario público que asume la postura de nunca pagar un servicio, ya el agua o la energía eléctrica, se trata de un comportamiento individual. Es una decisión del individuo, muy privada. Sin embargo, desde el mismo momento en que obra como funcionario público sus razones para motivar una decisión individual desde lo privado se revierte en su contra porque la calidad del servidor público, entre otras tantas cosas, está su condición de ejemplarizador, de modelo o referencia de cualquier ciudadano. Y mucho más cuando hay campañas gubernamentales dirigidas al ciudadano para que pague el servicio de la energía eléctrica o el agua recibida en su hogar u centro laboral. Luego, como funcionario público resulta improcedente, contraproducente, negarnos. Es lo que explica las reacciones en su contra que ha recibido el candidato presidencial del Partido Revolcuionario Dominicano, ingeniero Hipólito Mejía, cuando exhorta todo aquel agricultor o productor agrícola a no pagar su deuda contraída con el Banco Agrícola porque cuando él esté en el Palacio Nacional ordenará condonarla. Lo mismo que respecto al llamado hecho a los arroceros. Si criticamos al ingeniero Mejía por tal declaración, no tendríamos calidad moral si optamos por una decisión similar al negarnos a pagar un servicio público. Pero hablamos de la prensa, y mucho más que de violaciones o formas de entorpecer su ejercicio, hay una plena libertad, y se expresa a través de los distintos programas radiales y de televisión, lo mismo que mediante los artículos de opinión publicados por la prensa impresa y/o digital. Insisto, hay manifestaciones de intolerancia individuales, no así como conjunta, del gobierno como unidad.Y cae de la mata la necesidad del propio gobierno de descalificar a todo funcionario público que incurriera en prácticas criticables, de intolerancia.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Huracanes en el Caribe

Huracanas
A propósito del paso del huracán Irene comento sobre lo que entiendo un mal manejo de la información periodística de un acontecimiento provocador, como cualquier fenémeno de la naturaleza, de inquietudes, preocupaciones. La información tiene que orientar, mantener al día y/o al ritmo del acontecimiento a cualquier ciudadano. Pero no ocurre así. Cuando se trata de estos casos, los medios de comunicación o informativos deberían compartarse como simples servidores públicos para contribuir con la tranquilidad del ciudadano, y mucho más viviendo nosotros en una isla del Caribe que jamás logra acostumbrarse o adaptarse a vivir en la ruta de tormentas y huracanes. !Increíble, pero así de cierto! No logramos adaptarnos, hacemos resistencia y, en consecuencia, reaccionamos alarmados, fatigados y desesperanzados cuando tenemos por delante el paso de un huracán. Sencillamente, nos alborotamos.
El domingo 21 del mes, en horas de la noche, estoy en diversión, en un espacio público, cuando oigo hablar del paso por Puerto Rica, una isla vecina, de la "tormenta" Irene y que seríamos azotados, en la mañana del lunes, por una Irene convertida ya en "huracán". Toda información administrada por los medios periodísticos giraba en torno al huracán que nos azotaría. Alrededor de las nueve y treinta minutos de la mañana del lunes 22, los especialistas en estos asuntos, mostraban a través de sus webs mapas que indicaban un cambio de ruta de la tormenta que efectivamente se convirtió en huracán al pasar por el Canal de la Mona.
Canales de TV colocaron un cintillo informativo durante gran parte del domingo y en todo el lunes y aún el martes día 23 en el cual se alertaba a aquellos residentes en zonas de alto riesgo y que, ante cualquier eventualidad, favor de llamar al teléfono de los organismos de socorro. El lunes día 22, aún a las diez de la noche, ningún medio informativo televisivo o radial, que pude oir y ver, jamás se atrevió a colocar un cintillo informativo indicando la posición a tal hora del huracán que atravesa el Atlántico y que había dejado al Mar Caribe, es decir que estaba supuesto a afectar sensiblemente a Samaná, Puerto Plata, Nagua y zonas aledañas pero costeras.
En un noticiero de TV pudo ver un reporto a las diez y algo de la noche del lunes 22, cuando el reportero preguntado a la Oficina Nacional de Meteorología sobre qué podría esperar la población en la mañan del martes 23 pero nada de indicarnos o preocuparse por que cualquier televidente pudiera ver un mapa situándonos el lugar por donde se traslaba Irene. Parece que no nos damos cuenta que la vida sigue y debe seguir su agitado curso, la rutina, y para desarrolarla a cabalidad, requerimos de una información con la cual podamos tomar una decisión más o menos correcta.
Los organismos de socorro han sido eficaces y la Oficina Nacional de Meteorología cumple con su función, cada día mejorando, para satisfacción y orgullo de todos nosotros. Somos los medios periodísticos los llamados a mejorar en el servicio de informaciones de orientación en función de las decisiones que tenemos que adoptar respecto a nuestro día a día. Aún el martes prácticamente se desconocía si Irenía se mantenía en las costas dominicanas o si avanzaba en cualquier dirección. Hoy miércoles ya se decía que iba en ruta hacia las Bahamas.

miércoles, 17 de agosto de 2011

La percepción política

Ángel Barriuso / Percepción política
Si revisáramos los resultados de las encuestas de opinión auspiciadas por los periódicos nacionales desde que el desaparecido diario El Siglo publicó reveladoras informaciones de la empresa Gallup Internacional, la cual posteriormente apareció como Gallup Dominicana, llegaremos a la conclusión de que la sociedad dominicana, desde la perspectiva de su percepción, está convencida de que: a) todos los gobiernos son corruptos y se corrompen los políticos desde los primeros meses de gestión, b)la economía siempre va de mal en peor, pocas veces se muestra convencida de que hay progreso, mejoría o estabilidad, c) no cree en los partidos, pero termina animándose en forma sorprendente en los procesos electoral, cual competencia deportiva, d) muy pocas veces estima que el país va por buen camino y que, en consecuencia, el gobierno de turno sabe lo que está haciendo.
Esto podría significa muchas cosas. De inmediato, creo que la raíz de una mala percepción ciudadana respecto de sus gobernantes radica en la falta de comunicación y de cómo se comunican informaciones vitales. Las políticas públicas merecen un tratamiento pedagógico en su transmisión al ciudadano. La sociedad tiene que asimilarlas como acciones que van a su beneficio, pero en forma real, por cuanto toda conducta gubernamental es una postura de cara al progreso de la población. Cuando los gobernados dejan de sentirse interpretados por sus gobernantes, flaquea la relación del Estado con la sociedad, de las autoridades nacionales con las personas que ejercen su derecho al voto. Tony Puig, experto en comunicación de marca, en uno de sus libros plantea la idea de la complicidad con el ciudadano. Y tiene razón, los gobiernos tienen que convertirse en cómplices de las necesidades del ciudadano, porque todos aspiramos a una mejor calidad de vida.
La intranquilidad, la falta de orientación, la pérdida de la esperanza, entre otros tantos elementos, expresan la falta de comunicación y, en consecuencia, se traduce en una pérdida de la confianza.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Para comunicarse mejor, mucho mejor

Angel Barriuso. COMUNÍCATE MEJOR

El buen amigo, luego me envió este otro texto, tan corto y sabroso como el anterior. Saber escuchar es la buena conversación. El diálogo es la doble vía. De seguro que si el primero le gustó, con este también disfrutará:

«—¿Cómo tener conversaciones más amables? —Preguntó el discípulo
—Nunca le metas prisa a la conversación. —Respondió el maestro—. Cuando le metes prisa a alguien, le interrumpes o acabas sus frases, no sólo tienes que seguir el hilo de tus propios pensamientos, sino también el de los pensamientos de la persona a la que interrumpes. Esta tendencia impulsa a los dos interlocutores a acelerar el habla tanto como el pensamiento. Esto, a su vez, pone nerviosas a ambas personas, las irrita y las fastidia. Constituye también la causa de muchas discusiones, porque si hay algo que a casi todo el mundo le sienta mal, es tener delante a alguien que no escucha lo que le dicen» (Anónimo).

La gente con quien te comuniques estará mucho más relajada cuando se sienta oída y escuchada. También advertirás cuánto más relajado estarás tú cuando dejes de interrumpir a los demás.

Tu ritmo cardíaco y pulso se enlentecerán, y empezaras a disfrutar de tus conversaciones en lugar de pasar apresuradamente por ellas. Esta es una manera fácil de convertirse en una persona más relajada y afectuosa.

Un mejor comunicador

Angel Barriuso./Un mejor comunicador.
Un amigo me envió el texto que a continuación reproduzco, y lo comparto porque se trata de una recomendación sencilla sobre la buena comunicación. Haber que les parece.

«—¿Cómo ser un mejor comunicador? —Preguntó el discípulo.

—En el diálogo, crea una atmósfera de sinceridad. —Respondió el maestro—. Cuanto mayor sea tu capacidad para crear una atmósfera de sinceridad, especialmente en los temas de desacuerdo, menos posible es que estos se vuelvan desagradables. En el cielo del diálogo debe brillar la estrella de la sinceridad. El diálogo exige ponerse en el lugar del otro. Aprecias mejor los puntos de vista ajenos si eres comprensivo. Escucha con atención y valora honestamente lo que te hablan. La sencillez te permite ceder sin aferrarte tercamente a tus ideas» (Anónimo).

Contáctate visualmente con tu interlocutor, transmite fuerza en tu mirada y sé paciente al intercambiar opiniones.

La sencillez te permite ceder sin aferrarte tercamente a tus ideas. El buen humor puede acercar más que el mejor razonamiento.