Angel Barriuso. Con mucho gusto reproduzco el cuento "El cura de la Aldea", de E. O.Garrido Puello, ensayista, narrador, periodista y empresario, que nació en San Juan de la Maguna, al sur de República Dominicana, en 1893. El texto que comparto con ustedes lo he tomado del libro "Cuentistas dle Sur de la isla", publicado por el amigo Edgar Valenzuela. Espero les guste, corresponde al año 1976:
Hacía tiempo que la Parroquia estaba acéfala por el sorpresivo fallecimiento del venerable sacerdote que la servía con ejemplar consagración. A pesar de ser el pueblo un importante centro católico, la Cura tardaba demasiado en llenar el hueco, muy sensible, que había dejado el caritativo y bonbdadoso levita fallecido.
Por fin una mañana la población amaneció alborotada: la noche anterior había llegado un cura. El chismoso que lo vió se encargó de propagar la importante noticia, la cual corrió como un incendio. La curiosidad, quebró la indiferencia y con oficiosidad digna de mejor causa se trasladó con presteza a la casa curial para conocer al nuevo sacerdote, que ya algunos intrusos ponderaban como un portento.
La facha del Cura parecía, de primera intención, agradable y de buena calidad. Blanco, un poco rechonchón, cínico de expresión, estatura regular y bastante joven, recibió a sus nuevos feligreses con cortesía y estudiados gestos de simpatía. Los que se fisgaron entre sotanas y beatas lo encontraron de buen ver y se sugestionaron con u ploanta airoso y distinguido de caballero y sacerdote.
?Qué había detrás de gestos y modales amanerados? Pronto se supo. Lo que había debajo del sayo salió al exterior. Poco después de instalado, todavía sin haber soltado el polvo del otro curato, ya se insinuaba torpemente tratando de manejar las personas influyentes con el deliberado propósito de hacerse líder político. Al Director del preriódico local le ofreció subvención aparentando desinterés: pero dejando ver, de inmediato, sdus solapadas intenciones. Barajó proyectos y procuró inmiscuirse en todos los asuntos domésticos creyendo ese medio fácil para el logro de sus fines: aspiraba a eregirse en cacique del lugar.
A los campesinos, todavía imbuidos en la sencillez de su vida simple y aldeana, los motejaba de soquetes cuando le llevaban primicias, recibiéndolos con gestos despreciativos y algunas veces en envueltos en un poquito de burla. La arrogancia, su mal vivir y su despreocupación en los menesteres del culto iban echando agua sobre la ardorosa catolicidad de sus feligreses. A la fe ardiente y devota la iba sustituyendo la indiferencia. La desgana dejaba vacío el templo.
Desestimando el valor de las personas principales, se quiso adueñar por malas artes de la dirección temporal y espiritual del pueblo. La resistencia a su voluntad reveló una cualidad desconocida: intrigó con las autoridades para dañar a sus opositores.
Su engreimiento enseñó su verdadera fisonomía moral y su ambición las reconditeces de su conciencia llena de nubarrones. Con jactancia, muchas veces expresaba:
-Soy guapo, inteligente y buen mozo. Haré aquí lo que me dé mi real gana. A estos presumidos campesinos me los meteré debajo de la sotana.
La naturaleza lo había dotado de un privilegio: cantaba bien. Sabiendo que se admiraba su voz, ponía voluntad y orgullo cantando las misas como un homenaje y un cumplido a las damas asistentes a la iglesia, a las cuales miraba con desfachatez y lascivia. Su fatuidad no sólo se complacía en alardear de su voz y de su valor; también le gustaba huronear entre faldas y corpiños, contrastando su actitud equívoca con la mensedumbre franciscana y la dignidad de su antecesor. Su donjuanismo lo llevó a ser protagonista de sucios escándalos, de los cuales salía con la sotana manchada y la conciencia arrugada.
Al cura, que por su apellido Medina le venía su presunción de guapo -herencia de algunos crímenes familiares- la duración en la Parroquia y sus entronques, le exacerbaron sus engreimientos hasta provocar choques con funcionarios civiles. Un sábado, el tradicional día más ocupado del poblado, se presentó a la Alcaldía para hacer inscribir actos de su ministerio. El Secretario le informó muy amable y cortésmente, que el Alcalde estaba en audiencia y que de momento no se le podía atender. Se marchó con gesto de contrariedad y rezongando, regresado poco después con exigencias perentorias e invocando el cumplimiento de la Ley. El Alcalde en persona oyó la requisitoria y volviéndose hacia la fatuidad sacerdotal, respondió con todo enérgico:
-La Ley expresa lo que usted está invocando, sí señor; pero no dice en ninguna parte: Alcalde, suspenda la Audiencia para atender al sinvergüenza del Padre Medina.
Ante esta enérgica actitud, el Cura cerró la cola, tomó con desesperada violencia el camino de la retirada, murmurando entre dientes:
-El Alcalde estó hoy de mal genio.
lunes, 6 de junio de 2011
lunes, 30 de mayo de 2011
Qué decir de lo que hacemos
Angel Barriuso/la información
Se preguntará usted, ¿qué informamos? ¿Cómo lo hacemos? Y es bien fácil. Por ejemplo, cuando vayamos a reconstruir las calles o aceras de nuestro municipio, ¿qué es lo correcto? Decirle al ciudadano que a partir de la fecha tal serán reconstruidas las calles y aceras de tal zona, y que tal obra será ejecutada con los recursos municipales (de los impuestos que pagamos, de un préstamo) y ofrecer la mayor cantidad de datos para que nosotros, como ciudadanos, conozcamos de su beneficio y de la transparencia en el manejo de los recursos públicos, del bien público.
La tendencia es a levantar obras públicas sin ningún tipo de explicación al ciudadano, y cuando actuamos de este modo estamos desconectándonos del munícipe, nos aislamos innecesariamente.
Un día cualquiera salgo de mi casa y me encuentro con la reconstrucción de la acera. Nadie me había dicho nada, y la obra posiblemente va en beneficio directo, que estaré recibiendo del municipio. Pero, ¿cuál es mi reacción más inmediata? Molestarme con la alcaldía, maldecirla, porque en términos inmediatos me provoca un desorden, una alteración en mi rutina, en mí día a día. Luego, estaré rechazando una obra que va en mi beneficio, en mi calidad de vida.
He ahí fallos en el suministro de la información al ciudadano. Un fallo comunicacional, del pleno ejercicio de la comunicación de una información que, precisamente, contribuye a incomunicarnos con el munícipe, con el ciudadano. Muchas cosas aparentemente tontas nos perjudican, y es que nos creemos, desde el poder, con la plena facultad para desbaratar, descomponer y/o recomponer sin comunicarnos con nuestros gobernados. La relación Estado-sociedad.
¿Le ha ocurrido a usted como funcionario público? Empresas privadas lo hacen muy bien, y no tengo porqué decir, por el momento, algunos nombres. Son empresas de servicios, venden un servicio, y cada vez que hay novedad, innovación, nuevos planes, fallas posibles del servicio, rápidamente se “comunican” con sus clientes, sus abonados, porque requieren el mantenimiento del contacto con sus relacionados. Comunicación de la información, informan, se comunicación, dialogan, y muchas veces esperan respuesta de sus clientes. Es importante todo esto.
La tarea de informar es fácil, pero tenemos que asumirla como un deber, porque el ciudadano/munícipe tiene el derecho a estar informado de que hacemos del bien público. Es la información de una gestión para la gestión de la comunicación, y gestionando la comunicación para mantener informado a nuestros ciudadanos, nuestros munícipes, fortalecemos las relaciones entre gobernados y gobernantes. Nuestro poder obedece al ciudadano.
Se preguntará usted, ¿qué informamos? ¿Cómo lo hacemos? Y es bien fácil. Por ejemplo, cuando vayamos a reconstruir las calles o aceras de nuestro municipio, ¿qué es lo correcto? Decirle al ciudadano que a partir de la fecha tal serán reconstruidas las calles y aceras de tal zona, y que tal obra será ejecutada con los recursos municipales (de los impuestos que pagamos, de un préstamo) y ofrecer la mayor cantidad de datos para que nosotros, como ciudadanos, conozcamos de su beneficio y de la transparencia en el manejo de los recursos públicos, del bien público.
La tendencia es a levantar obras públicas sin ningún tipo de explicación al ciudadano, y cuando actuamos de este modo estamos desconectándonos del munícipe, nos aislamos innecesariamente.
Un día cualquiera salgo de mi casa y me encuentro con la reconstrucción de la acera. Nadie me había dicho nada, y la obra posiblemente va en beneficio directo, que estaré recibiendo del municipio. Pero, ¿cuál es mi reacción más inmediata? Molestarme con la alcaldía, maldecirla, porque en términos inmediatos me provoca un desorden, una alteración en mi rutina, en mí día a día. Luego, estaré rechazando una obra que va en mi beneficio, en mi calidad de vida.
He ahí fallos en el suministro de la información al ciudadano. Un fallo comunicacional, del pleno ejercicio de la comunicación de una información que, precisamente, contribuye a incomunicarnos con el munícipe, con el ciudadano. Muchas cosas aparentemente tontas nos perjudican, y es que nos creemos, desde el poder, con la plena facultad para desbaratar, descomponer y/o recomponer sin comunicarnos con nuestros gobernados. La relación Estado-sociedad.
¿Le ha ocurrido a usted como funcionario público? Empresas privadas lo hacen muy bien, y no tengo porqué decir, por el momento, algunos nombres. Son empresas de servicios, venden un servicio, y cada vez que hay novedad, innovación, nuevos planes, fallas posibles del servicio, rápidamente se “comunican” con sus clientes, sus abonados, porque requieren el mantenimiento del contacto con sus relacionados. Comunicación de la información, informan, se comunicación, dialogan, y muchas veces esperan respuesta de sus clientes. Es importante todo esto.
La tarea de informar es fácil, pero tenemos que asumirla como un deber, porque el ciudadano/munícipe tiene el derecho a estar informado de que hacemos del bien público. Es la información de una gestión para la gestión de la comunicación, y gestionando la comunicación para mantener informado a nuestros ciudadanos, nuestros munícipes, fortalecemos las relaciones entre gobernados y gobernantes. Nuestro poder obedece al ciudadano.
lunes, 23 de mayo de 2011
Sobre la información municipal
Angel Barriuso/Información municipal
Probablemente sin excepción, los alcaldes y demás funcionarios municipales prefieren verse en los medios de comunicación, preferiblemente impresos (sin obviar la radio y la televisión), sin percibir o sin la plena conciencia de la razón de ser de una información despachada a la prensa o medios.
¿De qué informamos y por qué informamos?
Informamos para que la sociedad municipal quede y se mantenga informada respecto de lo que hacemos diariamente respecto de sus necesidades o urgencias municipales.
Y tiene que hacerse en un contexto: el plan de las autoridades en relación al municipio, a la ciudad y sus habitantes. Comunicamos una información. Las notas de prensa tienen que responder a una estrategia, a un concepto de la gestión municipal. La gestión de la información para una comunicación de la gestión. Recordemos la palabra maqueta. La usan los arquitectos para que el cliente de cualquier obra pueda entenderla más allá de los planos. La maqueta habla por sí sola.
Sin embargo, fallamos cuando las notas de prensa muestran una única preocupación: la imagen del alcalde, que se sepa que existe un alcalde, una autoridad. Y tiene que producirse algo más, la imagen corporativa, que obviamente incluye a la cabeza. Veámoslo así: cabeza, tronco y extremidades. Estos tres elementos conforman el cuerpo, y la imagen corporativa es precisamente del cuerpo, de la totalidad, del universo, del todo. Nadie tiene que renunciar a las partes del todo.
Las notas de prensa, el dato, tocan lo relativo al razonamiento, al hecho de pensar. La comunicación, como totalidad, nos lleva a las emociones. Al entusiasmo. A la seducción, como diría un buen amigo. Pero de algo nunca debemos olvidarnos, y es que informar y comunicarnos tiene por finalidad la suma, jamás la resta, tanto en su valor aritmético como en la lógica geométrica.
Otra cosa es el papel de las relaciones públicas. La relación con el público.
Probablemente sin excepción, los alcaldes y demás funcionarios municipales prefieren verse en los medios de comunicación, preferiblemente impresos (sin obviar la radio y la televisión), sin percibir o sin la plena conciencia de la razón de ser de una información despachada a la prensa o medios.
¿De qué informamos y por qué informamos?
Informamos para que la sociedad municipal quede y se mantenga informada respecto de lo que hacemos diariamente respecto de sus necesidades o urgencias municipales.
Y tiene que hacerse en un contexto: el plan de las autoridades en relación al municipio, a la ciudad y sus habitantes. Comunicamos una información. Las notas de prensa tienen que responder a una estrategia, a un concepto de la gestión municipal. La gestión de la información para una comunicación de la gestión. Recordemos la palabra maqueta. La usan los arquitectos para que el cliente de cualquier obra pueda entenderla más allá de los planos. La maqueta habla por sí sola.
Sin embargo, fallamos cuando las notas de prensa muestran una única preocupación: la imagen del alcalde, que se sepa que existe un alcalde, una autoridad. Y tiene que producirse algo más, la imagen corporativa, que obviamente incluye a la cabeza. Veámoslo así: cabeza, tronco y extremidades. Estos tres elementos conforman el cuerpo, y la imagen corporativa es precisamente del cuerpo, de la totalidad, del universo, del todo. Nadie tiene que renunciar a las partes del todo.
Las notas de prensa, el dato, tocan lo relativo al razonamiento, al hecho de pensar. La comunicación, como totalidad, nos lleva a las emociones. Al entusiasmo. A la seducción, como diría un buen amigo. Pero de algo nunca debemos olvidarnos, y es que informar y comunicarnos tiene por finalidad la suma, jamás la resta, tanto en su valor aritmético como en la lógica geométrica.
Otra cosa es el papel de las relaciones públicas. La relación con el público.
viernes, 20 de mayo de 2011
Del oficio de escribir
Angel Barriuso.- Tengo el placer de reproducir un fragmento tomado del libro "Trópico de Capricornio", en el cual su autor, Henry Miller, apunta sobre el oficio de escribir, del escritor:
….”me tomé tres semanas en lugar de dos y escribí el libro sobre los doce hombrecillos. Los escribí de una sentada, cinco, siete, a veces ocho mil palabras al día. Pensaba que, para ser escritor, había que producir por lo menos cinco mil palabras al día. Pensaba que había que decir todo de una vez –en un libro- y después desplomarse. No sabía ni para del oficio de escritor. Estaba cagado de miedo. Pero estaba decidido a borrar a Horatio Alger de la conciencia norteamericana. Supongo que era el peor libro que jamás haya escrito un hombre. Era un volumen colosal y defectuoso del principio al fin. Pero era mi primer libro y estaba enamorado de él. Si hubiera tenido el dinero, como Gide, lo habría publicado a miss expensas. Si hubiese tenido tanto valor como Whitman habría ido vendiéndolo de puerta en puerta. Todas las personas a las que se lo enseñé dijeron que era espantoso. Me recomendaron que renunciara a la idea de escribir. Tenía que aprender, como Balzac, que hay que escribir volúmenes antes de firma con el propio nombre. Tenía que aprender, y no tardé en hacerlo, que hay que abandonar todo y no hacer otra cosa que escribir, que tiene que escribir y escribir y escribir, aun cuando todo el mundo te aconseje lo contrario, aun cuando nadie crea en ti.” Henry Miller, “Trópico de Capricornio.
….”me tomé tres semanas en lugar de dos y escribí el libro sobre los doce hombrecillos. Los escribí de una sentada, cinco, siete, a veces ocho mil palabras al día. Pensaba que, para ser escritor, había que producir por lo menos cinco mil palabras al día. Pensaba que había que decir todo de una vez –en un libro- y después desplomarse. No sabía ni para del oficio de escritor. Estaba cagado de miedo. Pero estaba decidido a borrar a Horatio Alger de la conciencia norteamericana. Supongo que era el peor libro que jamás haya escrito un hombre. Era un volumen colosal y defectuoso del principio al fin. Pero era mi primer libro y estaba enamorado de él. Si hubiera tenido el dinero, como Gide, lo habría publicado a miss expensas. Si hubiese tenido tanto valor como Whitman habría ido vendiéndolo de puerta en puerta. Todas las personas a las que se lo enseñé dijeron que era espantoso. Me recomendaron que renunciara a la idea de escribir. Tenía que aprender, como Balzac, que hay que escribir volúmenes antes de firma con el propio nombre. Tenía que aprender, y no tardé en hacerlo, que hay que abandonar todo y no hacer otra cosa que escribir, que tiene que escribir y escribir y escribir, aun cuando todo el mundo te aconseje lo contrario, aun cuando nadie crea en ti.” Henry Miller, “Trópico de Capricornio.
lunes, 16 de mayo de 2011
La Feria del Libro en RD
Angel Barriuso /Feria del Libro
Continúa en la capital dominicana la XIV Feria Internacional del Libro, este año dedicada al Vaticano y, en el plano local, a los sacerdotes José Luis Sáez y Francisco José Arnáiz. Y me confieso frustrado con esta nueva versión.
Poca animación, muy fría, y el gran desorden de la población estudiantil que acude diariamente a visitar la XIV Feria. Los ministerios de Cultura y de Educación deberían organizar mucho mejor tales visitas. Aquello parece un mercado público arrabalizado, y siento que los estudiantes, cualquiera que sea su nivel, sacan poquísimo provecho de su recorrido.
Igualmente creo que las instituciones gubernamentales deberían dejar de participar en estas ferias del libro. Concentrarnos en la participación de los libreros o librerías, y facilitar las condiciones para que efectivamente pueda venderse un libro en tal espacio. Dudo que hayan ventas significativas. Y dudo que nuevos autores o recientes títulos puedan circular cómodamente en tal esenario.
He conversado con amigos que recientemente han puesto libros en circulación y rechazan colocarlos en la Feria Internacional del Libro, por lo menos en la actual.
Tantas veces voy, salgo mucho más frustrado que en el día anterior.
El Ministerio de Cultura que, sin dudas, ha tratado de hacer de la Feria Internacional del Libro una actividad trascentral e igual el presidente Leonel Fernández, debería replantearse su forma organizativa, su finalidad. Como lector me anima muy poco visitar la Feria. Como autor, por igual. Y creo que la participación de los libros es cada año inferior, menos librerías y casas editoriales participan.
Y si es lo contrario, no se nota.
Continúa en la capital dominicana la XIV Feria Internacional del Libro, este año dedicada al Vaticano y, en el plano local, a los sacerdotes José Luis Sáez y Francisco José Arnáiz. Y me confieso frustrado con esta nueva versión.
Poca animación, muy fría, y el gran desorden de la población estudiantil que acude diariamente a visitar la XIV Feria. Los ministerios de Cultura y de Educación deberían organizar mucho mejor tales visitas. Aquello parece un mercado público arrabalizado, y siento que los estudiantes, cualquiera que sea su nivel, sacan poquísimo provecho de su recorrido.
Igualmente creo que las instituciones gubernamentales deberían dejar de participar en estas ferias del libro. Concentrarnos en la participación de los libreros o librerías, y facilitar las condiciones para que efectivamente pueda venderse un libro en tal espacio. Dudo que hayan ventas significativas. Y dudo que nuevos autores o recientes títulos puedan circular cómodamente en tal esenario.
He conversado con amigos que recientemente han puesto libros en circulación y rechazan colocarlos en la Feria Internacional del Libro, por lo menos en la actual.
Tantas veces voy, salgo mucho más frustrado que en el día anterior.
El Ministerio de Cultura que, sin dudas, ha tratado de hacer de la Feria Internacional del Libro una actividad trascentral e igual el presidente Leonel Fernández, debería replantearse su forma organizativa, su finalidad. Como lector me anima muy poco visitar la Feria. Como autor, por igual. Y creo que la participación de los libros es cada año inferior, menos librerías y casas editoriales participan.
Y si es lo contrario, no se nota.
martes, 3 de mayo de 2011
La televisión internacional
angel barriuso/ Una tv internacional
Los dominicanos necesitamos una televisión internacional. Los chinos lo han logrado y, de conformidad con mis gustos y criterios, lo hacen muy bien. Es de un contenido amplio, diverso, y siempre narrando el perfil de la China continental con su marca-país, marca-ciudad.
Cuba tiene en la programación de los canales por cables a Cuba Visión Internacional, y si bien no responde a un concepto de marca-ciudad, resulta interesante en cuanto proyecta a un país que renace, con una Habana atractiva, plena, para cualquier turista del mundo.
Contrario a los chinos, los cubanos deberían de mejorar sus noticias, pues aún la cargan de acontecimiento locales. Los chinos, muy a pesar de cualquier defecto interno o aspecto que podamos criticar de su país, dejan a la vista y oído de su teleauditorio, una imagen refrescante, y transmiten información de sus avances, de su desarrollo, de ciencia y tecnología, y es obvio atienden a una estrategia de comunicación bien concebida.
República Dominicana figura en la televisión satelital pero reproduciendo trozos de programas que evidentemente son contratos, acuerdos comerciales para “colgar” en el satélite a uno que otro espacio. Nunca ofrece una visión de país, de nación, de pueblo, de ciudad. No hay una perspectiva.
Hace unos años la televisión internacional española era muy buena. Hoy, no me gusta. Colocan en sus constantes emisiones de noticias acontecimientos que desdicen de la buena imagen que, como país, ciudad, deberían proyectar. Si quisiera visitar a España, y tendría que decidirme tras ver durante unos días su programación televisada, entonces declino, optaría por cualquier otro país.
La televisión española, la servida a través del cable y por satélite privados me parece sobrecargada de asuntos negativos, de noticias muy negativas. Afilan cuchillo contra su propia garganta.
De inmediato, la televisión internacional mejor concebida, de todas las que logro ver, desde la perspectiva de una comunicación de marketing, apuesto a la China continental. Hay buenas ideas, buen concepto, y saben qué quieren alcanzar. Y es una pena, insisto, que los dominicanos, con tanto que ofrecer como isla caribeña, desaprovechemos oportunidades excelentes y de bajo costo.
Los dominicanos necesitamos una televisión internacional. Los chinos lo han logrado y, de conformidad con mis gustos y criterios, lo hacen muy bien. Es de un contenido amplio, diverso, y siempre narrando el perfil de la China continental con su marca-país, marca-ciudad.
Cuba tiene en la programación de los canales por cables a Cuba Visión Internacional, y si bien no responde a un concepto de marca-ciudad, resulta interesante en cuanto proyecta a un país que renace, con una Habana atractiva, plena, para cualquier turista del mundo.
Contrario a los chinos, los cubanos deberían de mejorar sus noticias, pues aún la cargan de acontecimiento locales. Los chinos, muy a pesar de cualquier defecto interno o aspecto que podamos criticar de su país, dejan a la vista y oído de su teleauditorio, una imagen refrescante, y transmiten información de sus avances, de su desarrollo, de ciencia y tecnología, y es obvio atienden a una estrategia de comunicación bien concebida.
República Dominicana figura en la televisión satelital pero reproduciendo trozos de programas que evidentemente son contratos, acuerdos comerciales para “colgar” en el satélite a uno que otro espacio. Nunca ofrece una visión de país, de nación, de pueblo, de ciudad. No hay una perspectiva.
Hace unos años la televisión internacional española era muy buena. Hoy, no me gusta. Colocan en sus constantes emisiones de noticias acontecimientos que desdicen de la buena imagen que, como país, ciudad, deberían proyectar. Si quisiera visitar a España, y tendría que decidirme tras ver durante unos días su programación televisada, entonces declino, optaría por cualquier otro país.
La televisión española, la servida a través del cable y por satélite privados me parece sobrecargada de asuntos negativos, de noticias muy negativas. Afilan cuchillo contra su propia garganta.
De inmediato, la televisión internacional mejor concebida, de todas las que logro ver, desde la perspectiva de una comunicación de marketing, apuesto a la China continental. Hay buenas ideas, buen concepto, y saben qué quieren alcanzar. Y es una pena, insisto, que los dominicanos, con tanto que ofrecer como isla caribeña, desaprovechemos oportunidades excelentes y de bajo costo.
sábado, 23 de abril de 2011
Sujeto y predicado
Angel Barriuso. Sujeto y predicado. Comunicación municipañ.
En una relación gobernantes y gobernados, ¿quién es el sujeto y quién es el predicado? Muchas veces nos desvinculamos de que aprendimos en la primaria; pero la vida nos obliga diariamente a mantenernos aferrados a las raíces, no sólo porque árbol que crece torcido ni el diablo lo endereza, es que a mayor profundidad, mayor estabilidad. Y en consecuencia, aprendemos, revivimos.
Pues bien. En el anterior artículo sobre la comunicación municipal destacamos la práctica común de reconocer la visibilidad a partir de “la presencia en los medios”, en un claro abuso de la información. Creernos que en la medida en que “colocamos” notas de prensa y vídeos en la prensa, radio y televisión, ahora a través de las redes sociales, pues garantizamos las simpatías ciudadanas desde cualquier gestión municipal. La historia demuestra que la información hay que comunicarla, que el dato por sí solo, al margen de cualquier estrategia de comunicación, es suministro de datos.
¿Qué es el sujeto? Quien habla en una oración. ¿Quién es el predicado? Lo que se dice del sujeto.
Leamos con carácter reflexivo. Es una filosofía, no es gramática. ¿Qué queremos qué se diga (predicado) de nuestra gestión municipal? En la relación Estado-sociedad, el sujeto es el ciudadano. El ciudadano jamás puede ser un objeto, aunque sí un objetivo, para lo cual entonces establecemos unas metas. El objetivo de una gestión municipal es mantener debidamente informado al ciudadano/munícipe de todo cuanto hacemos en función del beneficio que recibirá ciudadano/municipio de nuestra propia gestión municipal. Luego, mantenernos en comunicación.
Comunicarnos es oír, escuchar. La información (emisión de notas de prensa, fotos, vídeos) es una relación vertical con el receptor. La comunicación es una relación horizontal, y hoy se vuelve multidireccional con la intervención de tecnologías tan avanzadas como los celulares y el internet.
En determinados momentos el gestor municipal (alcaldía, ayuntamientos, alcalde) es predicado e igualmente actúa en calidad de sujeto. Para que haya una concordancia entre género y número, lo mismo que entre sujeto y predicado, el verbo tiene que reflejar las acciones de la gestión municipal sustentadas en un principio básico: hacemos lo que decimos que hacemos y, en consecuencia, comunicamos lo que hacemos de lo que dijimos que haríamos y hacemos.
Cuando por ganar “visibilidad periodística” decimos (informamos, comunicamos) cosas que jamás hacemos, el fracaso es rotundo. El ciudadano también es sujeto en la misma medida en que se convierte en predicado. El destino de las acciones gubernamentales, del gobierno municipal. La gestión municipal es lo que se dice del ciudadano. El eje fundamental de una gestión municipal es el munícipe, el ciudadano. Luego, el sujeto habla bien o mal de la gestión municipal.
El verbo es acción, y lo que aspira cada ciudadano es a oraciones, nunca a frases. En consecuencia, la gestión municipal, cuando diseña políticas de comunicación, tiene que asumirse básicamente como predicado, que es lo que se dice del sujeto. El sujeto está vinculado verbo. Es acción, gestión. Y sin verbo no hay predicado. Nos quedamos en una simple frase. En enunciados posiblemente. La relación es de doble vía, el ciudadano es tan sujeto como predicado, y la gestión, por igual.
En una relación gobernantes y gobernados, ¿quién es el sujeto y quién es el predicado? Muchas veces nos desvinculamos de que aprendimos en la primaria; pero la vida nos obliga diariamente a mantenernos aferrados a las raíces, no sólo porque árbol que crece torcido ni el diablo lo endereza, es que a mayor profundidad, mayor estabilidad. Y en consecuencia, aprendemos, revivimos.
Pues bien. En el anterior artículo sobre la comunicación municipal destacamos la práctica común de reconocer la visibilidad a partir de “la presencia en los medios”, en un claro abuso de la información. Creernos que en la medida en que “colocamos” notas de prensa y vídeos en la prensa, radio y televisión, ahora a través de las redes sociales, pues garantizamos las simpatías ciudadanas desde cualquier gestión municipal. La historia demuestra que la información hay que comunicarla, que el dato por sí solo, al margen de cualquier estrategia de comunicación, es suministro de datos.
¿Qué es el sujeto? Quien habla en una oración. ¿Quién es el predicado? Lo que se dice del sujeto.
Leamos con carácter reflexivo. Es una filosofía, no es gramática. ¿Qué queremos qué se diga (predicado) de nuestra gestión municipal? En la relación Estado-sociedad, el sujeto es el ciudadano. El ciudadano jamás puede ser un objeto, aunque sí un objetivo, para lo cual entonces establecemos unas metas. El objetivo de una gestión municipal es mantener debidamente informado al ciudadano/munícipe de todo cuanto hacemos en función del beneficio que recibirá ciudadano/municipio de nuestra propia gestión municipal. Luego, mantenernos en comunicación.
Comunicarnos es oír, escuchar. La información (emisión de notas de prensa, fotos, vídeos) es una relación vertical con el receptor. La comunicación es una relación horizontal, y hoy se vuelve multidireccional con la intervención de tecnologías tan avanzadas como los celulares y el internet.
En determinados momentos el gestor municipal (alcaldía, ayuntamientos, alcalde) es predicado e igualmente actúa en calidad de sujeto. Para que haya una concordancia entre género y número, lo mismo que entre sujeto y predicado, el verbo tiene que reflejar las acciones de la gestión municipal sustentadas en un principio básico: hacemos lo que decimos que hacemos y, en consecuencia, comunicamos lo que hacemos de lo que dijimos que haríamos y hacemos.
Cuando por ganar “visibilidad periodística” decimos (informamos, comunicamos) cosas que jamás hacemos, el fracaso es rotundo. El ciudadano también es sujeto en la misma medida en que se convierte en predicado. El destino de las acciones gubernamentales, del gobierno municipal. La gestión municipal es lo que se dice del ciudadano. El eje fundamental de una gestión municipal es el munícipe, el ciudadano. Luego, el sujeto habla bien o mal de la gestión municipal.
El verbo es acción, y lo que aspira cada ciudadano es a oraciones, nunca a frases. En consecuencia, la gestión municipal, cuando diseña políticas de comunicación, tiene que asumirse básicamente como predicado, que es lo que se dice del sujeto. El sujeto está vinculado verbo. Es acción, gestión. Y sin verbo no hay predicado. Nos quedamos en una simple frase. En enunciados posiblemente. La relación es de doble vía, el ciudadano es tan sujeto como predicado, y la gestión, por igual.
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